Un niño músico
El día 19 de julio de 1972, en Bragado, nació mi hijo Horacio Adrián Marano, conocido como Horacito. Este año cumpliría cincuenta años y ya hace trece que partió de esta vida terrenal, en la ciudad de México. Desde muy chiquito comenzó a jugar con los instrumentos y a acompañar a su abuelo cuando este ensayaba con su acordeón. Ya a los cinco años dijo que iba a ser pianista y así fue. Empezó interpretando al piano, de oído, el tema de la película “El Padrino”. También escuchando al abuelo tocaba tangos, valses, pasodobles, cumbias, etc. Le gustaba la música de las series, de las películas y los clásicos. Con su pequeño órgano comenzó a actuar en fiestas escolares y festivales donde llamaba mucho la atención porque era un niño que con sólo ocho años interpretaba música con tanta facilidad a la altura de los músicos mayores. A los nueve años comenzó a estudiar en el Conservatorio de Música de la ciudad de Chivilcoy, más adelante, durante su adolescencia organizó una Academia de Piano donde enseñaba a niños y adultos.
Su primer grupo musical fue “Horacito y su grupo Maravilla” y después de integrar otras bandas organizó “Horacio y los Kripis” el cual tuvo mucha repercusión y actividad en la zona.
Más adelante fue convocado por Ricky Maravilla a quien acompañó en sus giras y muchas veces acompañados por “Las Primas”. Actuó así en distintos lugares de Argentina y en otros países limítrofes. Conoció y se relacionó a muchos artistas como Coco Barcala que lo invitó a sumarse a la “Charanga del Caribe”.
Muchos fueron los colegas que en Bragado compartieron sus actuaciones, Sonia Vega, Walter Carrizo, Diego Teruya, Juan C. Aguirre, Edgardo Cagliani, Pepe Goncalvez, El Coreano, Daniel Cicala, Walter Rago, Pinino Carbone y su banda y muchos más.
Su carrera musical nos dio alegrías y emociones y el testimonio para que quienes tengan un talento especial, que este se puede desarrollar y así formarse en una profesión.
Hoy el recuerdo está presente en su familia y en quienes lo conocieron. Como mamá sostengo que el amor y la relación de padres e hijos son más fuerte que el tiempo, atraviesa la distancia y atraviesa la muerte.
Ana María Cittadini