Las maestras dejan huellas en los corazones…

Anoche en un coqueto local céntrico, adornado para una fiesta, se sirvió la llamada “cena de los docentes”. Una forma de comunicarse el mensaje de voluntad que exponen cada día; la forma de recargar las baterías de la ternura que expresan en las aulas.
Desde lejos miles de exalumnos agradecidos suman el afecto que los años transcurridos no logran borrar. Es que se trata de senderos de tiza dibujados en el sentimiento colectivo.
Cada Día del Maestro se honra al gran Domingo Faustino Sarmiento, aquel que contra viento y marea, fue capaz de sostener que, “en cada escuela se labra el mejor futuro”.
Seamos capaces de exponer la misma constancia en la tarea de cada jornada y todo el país será una gran aula iluminada de vocación y afecto.

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