La inserción de la UNNOBA en la comunidad
Por Ana Sagastume
Podemos hacer el ejercicio de preguntarle a la primera persona que se nos cruce en el camino “¿qué hace la universidad?” y, seguramente, nos va a responder una serie de respuestas vinculadas a una de sus funciones más importantes: la de brindar educación superior de calidad o formar profesionales que acrediten un saber determinado. Siguiendo este ejercicio mental, es posible que encontremos, en menor medida, algunas personas que también asocien la actividad universitaria con la investigación, es decir, la tarea que implica producir nuevos conocimientos dentro de una disciplina, generados a partir de métodos consensuados por la comunidad científica. Existe una tercera función que, aun siendo sustantiva, central y fundamental, no está tan asociada —desde la percepción social— con la actividad universitaria: la extensión.
“La extensión es la actividad universitaria mediante la cual la Universidad aporta a la sociedad, en forma crítica y creadora, los resultados y logros de su investigación y docencia”, se define desde la página web institucional de la UNNOBA, que luego añade: “Asimismo, al conocer la realidad social y su cultura, enriquece toda su actividad académica conjunta”.
Juan Pablo Itoiz fue uno de los primeros secretarios de Extensión que tuvo la Universidad y es uno de los funcionarios que más tiempo ha permanecido bajo la misma responsabilidad dentro de la UNNOBA: fue titular del área desde 2007 hasta 2017 y, posteriormente, desde 2020 hasta la actualidad. Con él reflexionamos acerca del recorrido de la extensión universitaria, en el contexto de los 20 años que cumple la UNNOBA.
Epi: Juan Pablo Itoiz es el actual secretario de Extensión Universitaria
Para este licenciado en Ciencias Políticas y docente de la carrera de Abogacía de la UNNOBA, la extensión es, de las tres funciones que tiene la universidad, la que posee mayor proyección hacia afuera: “Implica un compromiso social que promueve un vínculo con la comunidad, con la sociedad civil, con los problemas cotidianos, no solo coyunturales, sino de fondo. Nosotros defendemos este compromiso de la universidad a partir de los postulados de la Reforma Universitaria de 1918.
De esta manera, según Itoiz, la extensión “interviene, participa, colabora, interpela y trata de hacer un aporte desde la mirada universitaria, teniendo en cuenta que la solución de los problemas que sufre una sociedad no es competencia de la universidad”. No obstante, la universidad intenta, a través de la extensión, “hacer su aporte”.
Educación para todas las personas
Las primeras actividades de extensión universitaria en la UNNOBA comenzaron casi en simultáneo con el dictado de las primeras carreras, cuando, a mediados de 2005, se abrieron los cursos de extensión dirigidos a personas mayores de 55 años, a través del Programa de Educación y Promoción de la Salud de Adultos Mayores (PEPSAM). En aquel momento, el interés despertado en la comunidad fue de tal magnitud que los cupos se cubrieron el mismo día en que se inició la inscripción y, entonces, se tomó la decisión institucional de duplicar la cantidad de cursos para ese mismo año.
Epi En el PEPSAM se dictan talleres de temáticas diversas: computación, actividad física, historia, memoria, yoga, tango, entre otras.
Raquel Castro, quien fuera directora del PEPSAM desde 2005 hasta 2020, recuerda que en los inicios el desafío que tenía era “instaurar en la sociedad que la educación era posible también para las personas mayores y, al mismo tiempo, que la propia Universidad y sus actores se apropiaran de este nuevo paradigma”.
“Otro de los desafíos —añade Castro— era que las mismas personas mayores dejaran de lado sus incertidumbres, temores y prejuicios, y se acercaran a esta nueva propuesta”. Esto último parece haber sido ampliamente logrado, si se tiene en cuenta el impacto que tuvo el PEPSAM en la comunidad en los años sucesivos, cuando, durante el primer día de inscripción de cada cuatrimestre, los pasillos de la UNNOBA parecían ser “invadidos” por centenares de personas mayores que, para no perder su cupo en algunos de los cursos más codiciados, “hacían cola” desde la madrugada. El año 2012 fue el que mayor cantidad de inscriptos tuvo el PEPSAM: 1200 por cada cuatrimestre.
EpiRaquel Castro fue directora del PEPSAM desde 2005 hasta 2020
Más allá del éxito de este programa en sus inicios, no se trató de una experiencia aislada sino que se inscribía en una visión general acerca del vínculo que la universidad debía tener con la sociedad. El rector organizador de aquel momento, Luis Lima, lo reiteraba casi como un slogan: “La UNNOBA debe ser una universidad abierta a todos”.
“La universidad debe estar abierta a todos, es decir, a todas las personas y a todos los pensamientos. Debe estar abierta a la comunidad, y no solo a los estudiantes que vengan a estudiar una carrera”, decía Lima en una entrevista (Diario La Verdad, 6/11/2005). “La universidad debe ser capaz de encauzar el esfuerzo de aprender estudiando y de mejorar aprendiendo”, insistía Lima y fundamentaba: “El 96% de la población argentina no llega a la universidad. Nosotros estamos trabajando en mejorar la calidad de vida, porque el mejoramiento cultural es un horizonte infinito, nunca se agota. Por eso comenzamos con el PEPSAM, que forma parte de la apertura de la Universidad a la comunidad”.
La idea inicial de la UNNOBA fue que la Universidad debía ir más allá de la formación en carreras de grado, sino que debía ser accesible para todas las personas que apuntaran a aprender o a seguir estudiando. Bajo este horizonte que apuntaba a acercar propuestas educativas a diversos grupos sociales que no tenían la intención de estudiar una carrera, se abrieron en 2006 los “cursos de extensión cultural” dirigidos a personas de todas las edades. Ese mismo año se creó la Dirección de Deportes, lo que permitió que la comunidad universitaria, integrada por estudiantes, docentes y no docentes, pueda realizar actividades físicas, como un complemento de la actividad académica e intelectual.
Con el tiempo, la oferta de cursos para mayores y de extensión cultural (para todas las edades), devino en la creación de distintos espacios y programas dentro de la Secretaría de Extensión: de Idiomas, de Formación y Actualización Laboral, de Cultura General. En la actualidad, hasta los niños, niñas y adolescentes tienen su lugar en la Universidad mediante talleres lúdicos vinculados al arte, la tecnología y la ciencia.
Diego Batalla, secretario de Extensión desde 2017 hasta 2020, recuerda que fue durante su gestión cuando se formalizaron las propuestas para grupos específicos: “En el año 2019, y con la aprobación del Consejo Superior de la Universidad, se realizó una reformulación de las áreas de la Secretaría, lo cual tuvo un impacto grande en los cursos y talleres de extensión abiertos a la comunidad. De esta manera, se dispuso la puesta en marcha de una oferta diferenciada para niños y adolescentes, cultura general, capacitación y formación laboral. Además, se institucionalizó el Programa de Idiomas para la Comunidad, con una nueva diagramación por niveles. Todo este proceso se dio en diálogo con las unidades académicas, el Departamento de Lenguas Extranjeras de la Universidad, docentes y talleristas”.
Para Itoiz estos espacios de formación dentro de lo que se denomina “educación no formal” (es decir, no estructurada, ni ordenada cronológicamente) permitieron “la incorporación de muchas personas jóvenes y adultas que no habían tenido experiencia universitaria por distintas circunstancias”. “Estas personas encontraron en la Universidad una oportunidad para mejorar y progresar”, señala Itoiz.
Epig Durante la gestión de Diego Batalla se formalizaron los distintos espacios para el dictado de cursos.
Tanto Castro como Batalla valoran también que esos cursos de extensión que, en principio se dictaron en las sedes de Junín y Pergamino, actualmente se ofrecen en diversas localidades de la región de influencia de la UNNOBA. “Me parece destacable que el PEPSAM haya llegado a distintos lugares de la región”, comenta Castro, magíster en Gestión de Servicios de Gerontología. Batalla, por su parte, al evaluar su gestión considera que durante ese período “se continuó consolidando la presencia de los talleres y cursos de extensión en la región del NOBA, sumando nuevas propuestas y nuevos capacitadores por parte las unidades académicas de la Universidad”.
De acuerdo a lo que plantea Itoiz, eso ha sido, en parte, gracias al vínculo que la UNNOBA estableció con los gobiernos locales, las asociaciones intermedias, las entidades de la sociedad civil, las cuales le permitieron integrarse en la región. “Cada una de estas entidades fue descubriendo que el vínculo con la Universidad las potenciaba, las mejoraba y les brindaba mejores capacidades para afrontar los desafíos”, subraya.
Epig La UNNOBA dicta cursos, capacitaciones y talleres en distintas localidades de la región.
Rol social de la Universidad
Las actividades de la Secretaría de Extensión no se limitan al dictado de cursos y capacitaciones para personas que quieran ampliar sus conocimientos y tener un acercamiento con el ámbito universitario, sino que se intenta realizar un aporte, desde los saberes propios de la Universidad, para la solución de problemáticas sociales.
Por ejemplo, a través de los proyectos de extensión en los que participan docentes y estudiantes que pertenecen a las distintas Escuelas y unidades académicas (Tecnología, Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales, Desarrollo Humano, Ciencias Económicas y Jurídicas) se abordan problemas específicos (vinculados a la salud, educación, derechos humanos, identidad, etc.), apuntando a mejorar la calidad de vida de la comunidad.
Epig El proyecto de extensión “Punto Qom” fue implementado por docentes y estudiantes de Diseño en San Nicolás. Apuntó a mejorar la calidad de las producciones artesanales, mediante el respeto y puesta en valor del acervo cultural de la comunidad Qom.
Para el actual secretario de Extensión, Itoiz, es en esta área (proyectos de extensión) donde se inscriben uno los mayores desafíos de la Secretaría, en el marco del vigésimo aniversario de la UNNOBA: “Tenemos que mejorar los procesos, potenciando la calidad de las prácticas de extensión. Esto implica que tenemos que apuntar a lograr una mayor participación de docentes y estudiantes en los proyectos de extensión, así como a profundizar las prácticas comunitarias de las materias”.
El proyecto de extensión “Yo cuido mi salud” se implementó primero en merenderos de Junín y, posteriormente, en la comunidad wichi del “Impenetrable Chaqueño”.
Otro ejemplo de inserción de la UNNOBA en la comunidad es el programa “Casitas del Saber”, el cual promueve la inclusión social de niños y niñas de 3 a 12 años. Estos espacios se insertan en distintos barrios vulnerables o poblaciones donde la Universidad tiene sede, con el objetivo de fortalecer el desarrollo integral de la infancia a través de la promoción y ampliación de sus conocimientos y saberes. Se trabaja en problemáticas tales como la deserción escolar, con la finalidad de evitar la exclusión educativa de niñas y niños. En definitiva, la idea es acercar la Universidad a los sectores más vulnerables de la infancia.
Itoiz, profesor asociado de Derecho Político en la UNNOBA, especifica: “Las Casitas del Saber buscan bajar la deserción escolar de los chicos que están en la primera etapa de su formación y acompañarlos en ese proceso de enseñanza-aprendizaje que tanto se ha debilitado en los últimos años”.
Otra área de trabajo que apunta al mejoramiento de la calidad de vida comunitaria es la Escuela de Dirigentes Sociales, emprendida a partir de un convenio con la Sociedad de Comercio e Industria de Junín. “Esta Escuela se orienta a la formación de líderes y dirigentes sociales, comunitarios, políticos, gremiales, con la finalidad de mejorar la calidad de la actividad política a nivel local”. En suma, el reto a futuro de la Secretaría es seguir consolidando
Identidad UNNOBA
La comunidad universitaria participa de distintas competencias y torneos. Esta es otra de las maneras en que la UNNOBA promueve el vínculo con la comunidad.
Para Itoiz, la UNNOBA es “la institución de mayor consideración y valorización social” de la región, por haber sido capaz de gestar “un proceso de transformación social, cultural, educativo”.
“Yo creo que esa valorización que ha tenido la UNNOBA se ha logrado a partir del vínculo con la comunidad. Ese vínculo, que primero fue con las sociedades de Junín y Pergamino, y después se expandió regionalmente, permitió generar un sentido de pertenencia. Es decir, la propia sociedad se apropió de la Universidad”, evalúa Itoiz.
“La Universidad es algo ya incorporado por la sociedad y creo la extensión ha sido un baluarte en ese sentido”, asegura.