La semana de diciembre en que La Plata fue la capital mundial de los enanitos verdes

Pocos días antes de que Raúl Alfonsín comenzara su presidencia, chicos y adolescentes aseguraron que en el barrio de Villa Montoro, en las afueras de la capital bonaerense, aparecían pequeños seres de color verde. Al lugar llegaron curiosos, ufólogos, periodistas, parapsicólogos: todos querían ver a uno de los esquivos enanitos.

Por Marcelo Metayer, de la Agencia DIB

En diciembre de 1983, en la semana previa a que Raúl Alfonsín asumiera la presidencia del país, en la capital bonaerense tuvo lugar uno de los hechos más extraños de su historia. Durante esas calurosas jornadas decenas de testigos -la mayoría, chicos de entre 10 y 14 años- aseguraron ver seres diminutos pululando por el barrio de Villa Montoro, en una serie de hechos que hoy se conocen como “el caso de los enanitos verdes de La Plata”. Solo tuvo publicidad menos de diez días, pero dejó marcada a la ciudad con una de sus leyendas más famosas.
La crónica periodística estalló en diciembre, pero varios chicos confesaron haber visto estos seres a fines de noviembre, y el primer caso documentado tuvo lugar el viernes 25. Ese día, un nene de 12 años vio cerca de las nueve de la noche, junto a un árbol seco, a “un enanito parado, como un enano de jardín, solo que éste se movía. Era verde, un poco más claro que el pasto. Cuando empezó a moverse hacia mí salí corriendo, di un pique como de cuatro cuadras”. Al día siguiente la que vio a un ser “verde musgo” fue una joven de 24 años. Oyó risas “como de niños”, se asomó y aseguró que “detrás de un arbusto vi asomarse una cosa muy pequeña, del tamaño de mi hijo de 16 meses”.
Estos relatos llegaron al público platense casi una semana después, el jueves 1º de diciembre. En ese momento la ciudad se enteró de que una casa abandonada en las afueras del casco urbano, en la calle 600 entre 2 y 3, era el epicentro de la aparición de seres misteriosos.

La locura de los enanos
Con el correr de los días aparecieron más testimonios y la zona de las manifestaciones de los enanitos se fue haciendo cada vez más grande: un chico aseguró haber visto uno a veinte cuadras de la casa de Villa Montoro. Otro nene contó haber divisado a uno de estos seres “muy chiquito, verde y con escamas” descolgarse de un árbol, cuyo tronco apareció lleno de marcas.
De acuerdo a los relatos, los seres eran muy parecidos a la actual idea que se tiene de los alienígenas, como los que se ven al final de “Encuentros Cercanos del Tercer Tipo”.
Mientras tanto Amadeo Villar, titular de la comisaría 8ª con jurisdicción en la zona, confesó a El Día: “Me gustaría agarrar a uno [de los seres] a ver si solucionamos este asunto”.
El barrio, tranquilo y humilde, comenzó a ser el centro de atención de toda la ciudad de La Plata, de zonas aledañas y hasta de medios porteños. Se difundían más y más relatos y los comerciantes llenaron sus arcas vendiendo muñecos de un conocido dibujo animado de entonces, llamado Luciano el Marciano.
Los vecinos oscilaban entre el asombro y el enojo, ya que aseguraron que había gente que tiraba piedras a las casas a ver si hacían salir a un ser diminuto; también, que de noche se escuchaban disparos de presuntos “cazadores de enanos”.

Música extraterrena y mensajes secretos
No solo curiosos se acercaban al lugar. También, según las crónicas periodísticas, “biólogos, antropólogos, geólogos, psicólogos y parapsicólogos”. Estas personas iban, a su vez, generando sus propias historias. Así, el conocido ufólogo Luis Burgos montó guardia durante varios días y aseguró a los medios que “hay muchos antecedentes de este tipo de apariciones, como en Mendoza en 1968 y en Catamarca en 1972 y 1975”.
También llamó la atención la llegada de un grupo de investigadores liderados por Marta Peyrou de Pattini, quienes dijeron ser parte del Instituto Cosmobiológico Internacional de Vivencia Extraterrestre. Estos expertos tomaron fotos con película infrarroja, en la que presuntamente aparecieron formas extrañas, y grabaron “una especie de música de evidente origen extraterreno”. La señora Peyrou de Pattini contó en abril de 2022 al autor de estas líneas que ese material terminó en la Fundación de Pedro Romaniuk.
También hubo quienes aseguraron que se comunicaron telepáticamente con los seres. El parapsicólogo platense Oscar Avendaño afirmó que “el comandante de la nave astrogaláctica se comunicó mentalmente conmigo y me dio un mensaje secreto para el presidente Alfonsín” (en ese momento presidente electo, ya que asumió el 10 de diciembre). Avendaño se había encontrado en un descampado con unos 15 seres y habló con su jefe, a quien llamó “Clatú”. El mensaje, según se supo al día siguiente, tenía que ver con que Argentina “deseche la idea de construir la bomba atómica”. En tanto, otro testigo, un adolescente de 17 años, aseguró haberse comunicado con un tal Fit, o Fix, que le dio “un mensaje de paz” y contó que a los seres los guiaba “el Gran Dios-Amor del Universo”.

Las fotos que no fueron
El martes 6 de diciembre se conoció una noticia que puso las expectativas por las nubes: un cerrajero vecino de la zona, que volvía de trabajar en su Citroneta, alcanzó a ver a un enanito. Paró el vehículo, tomó su cámara Kodak Fiesta que siempre llevaba con él y persiguió al ser en la oscuridad de la noche. Consiguió tomarle un par de fotos y llevó el rollo al laboratorio fotográfico Kent, uno de los más prestigiosos de la ciudad. Lamentablemente, el dueño del comercio reconoció que en las imágenes “solo se ven manchas negras, formas indefinidas”.
La fiebre por los seres seguía alta, pero las apariciones iban en franca disminución. Así, El Día afirmó, en una breve nota del 9 de diciembre, que “los enanitos verdes ya se fueron”. En tanto, Roberto Olivera decía que todo el asunto “es solo la imaginación de la gente”, porque “los extraterrestres no pueden transponer las barreras que los separan de nuestra dimensión y menos tomar contacto en forma tan directa y notoria”. Olivera se haría conocido tiempo después cuando se casó con Valentina de Andrade, líder del grupo, o secta, Lineamiento Universal Superior.
El investigador Claudio Omar Rodríguez escribió que si bien la gente había dejado de ir al barrio todavía quedó durante un tiempo una guardia de ufólogos, que la madrugada del 15 de diciembre oyó una gran explosión de origen inexplicable. “Parecía el despegue del cohete Saturno V”, aseveró. Una parapsicóloga le dijo después que “los seres habían intentado cruzar el umbral dimensional”. Como sea, fue el final de las manifestaciones y los enanitos verdes no volvieron a aparecer por Villa Montoro. O, al menos, eso es lo que se cree. (DIB) MM

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