Qué dice la calle… Lunes 13 de Febrero
La frase de hoy: “Los buenos recuerdos también viajan en auto…”.
Aprovechando la presencia de Kevin CANDELA con auto nuevo en el TC, La Calle decidió sacar a pasear los recuerdos ligados al deporte motor. Recordó que un Torino fue conducido por Antonio “Pochi” Del Vitto, acompañado por Jaime Arias. Corrió varias carreras, figurando entre ellas, las 500 millas mercedinas y logró destacarse en más una oportunidad.
(La foto rescata al binomio, del baúl de las postales para no olvidar)
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Kevin había corrido hasta ahora con Ford y se presentó en Viedma con un Torino, con el Nro. 166 con la leyenda ELPRA bien visible y la denominación que se mantiene de “la pantera negra”. El TC siempre ha sido categoría difícil y la adaptación de Kevin habrá de darse con el paso de las carreras. Tiene condiciones conductivas y respaldo en la mecánica.
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Bragado ha tenido pilotos en la más popular de las categorías. La Calle incluye foto de Rogelio Scaramella, quien había sido imbatible con el pequeño De Carlo en los Grandes Premios del Turismo Mejorado. En el TC siempre acompañado por Roberto Mussini, no defraudó la expectativa que rodeó su presencia. “El paisano de Bragao” nos dejó el 31 de marzo del 2002 y entre los que fueron sus amigos se contaba Carlos Alberto Reutemann, que lo consideraba mucho por las enseñanzas que le trasmitió.
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Homenaje al santafesino que, cuando dejó de correr, después de haber sido sub-campeón de fórmula en 1981, fue elegido Gobernador de Santa Fe. Reutemann nos dejó el 21 de julio de 2021, a los 79 años. Otro inolvidable.
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Gracias a Kevin han surgido recuerdos de otros tiempos, lejanos pero inolvidables. Gracias a la memoria, podemos destacar a la Buenos Aires- Caracas, aquella competencia inolvidable y donde el representante de Bragado, fue don Pablo Trincavelli, acompañado por Carlitos Grosso. Era normal que el ganador de cada etapa tardara 8 horas, fueron 14 los desafíos afrontados- Había pocos caminos y donde en muchos casos, había que hace hacerlos de la nada.
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Desde hace muchos años, una especie de aureola acompaña a los corredores, tal vez porque se los considera héroes capaces de las mayores hazañas. Aquel temple, dejando de lado los malos momentos, los convirtió en personajes, dispuestos a las mayores hazañas, sin darse por vencidos.