Qué dice la calle… Lunes 03 de Enero
La frase de hoy: “Es un día para agradecer, en medio de una nube de confusión…”.
La Calle reconoce que “encontrarse” con el diario del último día del año, fue para sorprenderse… Nada sabía de la “decisión” de considerar “destacado” a alguien que no ha hecho más que aportar lo suyo que nunca fue tanto, ni todo lo necesario…
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No es cuestión de “elogiarse” entre los que comparten el mismo techo, aun siendo de distintas generaciones. Ya fue, sin embargo. A las páginas escritas no se las lleva el viento. La tinta reproduce lo escrito y de nada vale negarlo. A lo sumo se puede intentar justificar las causas del porqué somos como somos…
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Los “viejos, queridos viejos” habitantes del 1900 y aún un poco antes, trabajaron toda la vida, sin vacaciones, ni quejas. Cuando llegó la edad de ayudarlos, ellos debieron vender el tambo y muy poco se pudo hacer para pagar el ejemplo, el cariño sin discursos, el esfuerzo para que nada faltara, la preocupación por lo que seríamos de grandes… Ellos sí que fueron DESTACADOS…
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Ellos nacieron con valores que mantuvieron como cosa natural, hasta después de los 80. Los extrañamos cada día y han viajado siempre con nosotros, como para copiar el espejo de sus virtudes. Aunque no haya sido fácil seguir la huella dejada por ellos.
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Fue demasiado poco lo hecho, “para cambiar el mundo como alguna vez soñamos de chicos…”. No es justo, el título de destacados; somos apenas sobrevivientes de una realidad que establece diferencias y estira reclamos…
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En todo caso, si algo meritorio se puede exponer es la FAMILIA, que se construyó con participación desigual, pero donde nos sentimos parte y hoy ayudan a seguir andando. Es todo lo que surge como argumento en estos días del año recién nacido….
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No tenemos un millón de amigos…, pero hubo varios llamados sumándose al saludo después de la nota. Sumamos las ¡gracias! Seguiremos adelante como si nada, sin enojos, ni reproches; sin cambios en nuestro modo de mirar la realidad; no queda tiempo para eso. Apenas con las fuerzas para apoyarse en el paredón de los buenos recuerdos.
-Nunca nos sentimos ejemplo de nada; apenas somos portadores de la banderita de la perseverancia…