La Calle- Lunes 15/04/2024

-La frase de hoy: “Al oír el relato de viejas historias, uno va conformando su personalidad, sin darse cuenta”.

El viejo puerto italiano estaba desierto cuando esa mañana una familia se acercó al lugar. La proximidad de la guerra y la miseria que afectaba a todos fue transformando en pordioseros a los trabajadores de antes.

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Emilio de negros bigotes, parecía tener todo arreglado para colarse en un barco que, con suerte, en tres meses lo dejaría en Buenos Aires. Allí los esperaba un pariente que tenía plata y poca consideración para los visitantes. Don Emilio y sus tres hijos ni se dieron cuenta que el barco estaba en marcha.

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Allá lejos sobre el puente quedaban dos personas que despidieron a los viajeros, con pañuelos en las manos y dolorosas lágrimas.
Jana y la pequeña, por serlo, no pudieron viajar. Esta historia es triste por eso.

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La esperanza es lo último que se pierde en los ojos de los viajeros que emprendían un viaje que no querían. Emilio aparecerá más tarde siendo recibido por su pariente que le prometió trabajo en un Buenos Aires que crecía. Los dos hijos mayores, tenían 20 y 21 años, respectivamente. Uno de ellos se llamaba Marco. Beto, el hermano más pequeño de 7 u 8 años, se acostumbró enseguida al nuevo domicilio. El gran conventillo les servía de alojamiento mientras los mayores trabajaban en las obras de construcción.

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Ellos venían de una Italia desbastada por las privaciones y las diferencias eran muchas, por eso, Marco y su hermano, los más grandes, decidieron volver a su suelo natal. Era una obligación, con la idea de reencontrarse en el nuevo suelo. Esos planes no pudieron concretarse. Es posible que se encontraran en alguna calle desierta de Torino, pero no se lo dijeron a nadie.

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Beto el más chico creció junto al abuelo que se había enfermado y muerto en un hospital de Morón. No hubo tiempo para visitarlo y decirle que “era el padre que había recibido del destino”. Beto aprendió todo lo que hacía falta saber, haciendo de todo, lavando autos, trabajando en una florería y de paso aprendió todos los oficios del campo. En pocos años sabía lo que los argentinos nacidos aquí no habían podido aprender. Ya sin papá y superado los 15 años de edad, encontró novia en el campo de Don Juan.

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Distancia

“La distancia es únicamente para
los valientes, para los de
mentes frías y de corazones
fuertes. Si crees que puedes
con eso entonces ten presente
que las cosas serán diferentes”.

Uriel Torres.