Apneas del Sueño y su papel en la salud

-Si una persona duerme 8 horas por noche, equivale a 1/3 de su vida.
-Una persona que vive 75 años, pasaría cerca de 25 años durmiendo

La apnea del sueño es un trastorno del sueño caracterizado por interrupciones recurrentes en la respiración durante el sueño. Estas pausas en la respiración, que pueden durar desde unos pocos segundos hasta minutos, pueden ocurrir muchas veces a lo largo de la noche. La apnea del sueño se clasifica en tres tipos principales:

  1. Apnea obstructiva del sueño (AOS): es la forma más común, representa aproximadamente el 80-90% de todos los casos diagnosticados de apnea del sueño. Se produce cuando los músculos de la garganta se relajan excesivamente durante el sueño, bloqueando las vías respiratorias.
  2. Apnea central del sueño: menos común que la AOS, se produce cuando el cerebro no envía las señales adecuadas a los músculos que controlan la respiración.
  3. Apnea compleja del sueño: también conocida como apnea del sueño mixta, es una combinación de apnea obstructiva y central.
    El Dr. Marcelo Cáncer, cardiólogo de OSPEDYC, comentó que “los síntomas incluyen ronquidos fuertes, somnolencia diurna excesiva, dificultad para concentrarse y episodios de respiración irregular durante el sueño. Si no se trata, la apnea del sueño puede conducir a complicaciones serias como enfermedades cardiovasculares, hipertensión y problemas metabólicos. Es importante buscar atención médica si se sospecha de este trastorno”.
    La apnea del sueño se debe tanto a factores fisiológicos como a hábitos de vida. “Entre los factores fisiológicos se destacan las obstrucciones en las vías respiratorias, alteraciones anatómicas o condiciones médicas vinculadas a la hipertensión, la diabetes tipo 2 o las enfermedades cardíacas. Por otro lado, la obesidad, el consumo de alcohol, el tabaquismo, el sedentarismo y una rutina de sueño irregular son aspectos relacionados con el estilo de vida que también pueden resultar determinante”, comentó el Dr. Cáncer.
    Estudios muestran que el Síndrome de Apnea e Hipopnea del Sueño (SAHOS) está relacionado con un mayor riesgo cardiovascular. Esto se refleja en el aumento de eventos coronarios isquémicos y en las complicaciones derivadas de un infarto agudo de miocardio. Además, los pacientes con SAHOS tienen entre 2 a 4 veces más riesgo de padecer arritmias complejas tales como fibrilación auricular, taquicardia ventricular no sostenida y ectopia ventricular compleja. También presentan mayor riesgo de desarrollar muerte súbita durante la noche (2.6 veces más que las personas que no la padecen) y se lo considera un factor de riesgo independiente para el desarrollo de un accidente cerebro vascular (ACV).
    El diagnóstico de la apnea del sueño implica una combinación de evaluaciones médicas, cuestionarios y pruebas específicas, cuestionarios y evaluaciones médicas preliminares y una poligrafía nocturna con oximetría domiciliaria, que representa una alternativa menos invasiva a la polisomnografía. Un diagnóstico preciso es fundamental para establecer un tratamiento adecuado y eficaz para la apnea del sueño.
    En la región, un estudio ha estimado que la prevalencia del síndrome de apnea-hipopnea obstructiva del sueño (SAHOS) en la población general es del 32.9%, siendo más común en hombres y en personas de edad avanzada. Además, se calcula que la prevalencia de SAHOS moderado-grave en la población general podría alcanzar el 15%. En este contexto, las guías prácticas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria recomiendan la detección temprana y el tratamiento de este trastorno en dicho grupo de pacientes.
    El Dr. Cáncer, aclaró que “el tratamiento de la apnea del sueño varía según la gravedad del trastorno y las características individuales del paciente. Hay tratamientos no invasivos relacionados con el estilo de vida (pérdida de peso, ejercicio, evitar el alcohol y el tabaco, entre otros). También se puede recurrir a la presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP), por medio de un dispositivo que proporciona aire a presión constante a través de una mascarilla que se usa durante el sueño. Esto ayuda a mantener las vías respiratorias abiertas y previene los episodios de apnea. Finalmente, se puede acudir a intervenciones quirúrgicas para casos severos”
    “El tratamiento debe ser personalizado y supervisado por un profesional médico, considerando la gravedad de la apnea del sueño, la salud general del paciente y sus preferencias. Este enfoque resulta determinante para mejorar la calidad de vida y reducir el riesgo de complicaciones asociadas al trastorno”, finalizó Cáncer. (OSPEDYC)
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