-Por Gonzalo Ciparelli

Viajemos con la imaginación y situémonos en una balanza humana, en donde en una mano se sostiene el corazón, mientras que en la otra, el cerebro.
Entonces, teniendo el corazón y el cerebro en cada mano, intentemos identificar ¿cuál pesa más? Y frente a esto, ¿Cómo determinar a qué peso me refiero? Claro, el ser humano siempre va a estar entre dos variables, en este caso, si hablamos de peso también nos referimos a dos variables, el peso en cuanto a masa y el peso en cuanto a humanidad. Sabiendo esto, ¿Qué pesa más entonces, ¿El corazón o el cerebro? Los realistas dirán que a simple vista, el cerebro por su tamaño pesa más que el corazón, sin embargo, si ahora a la palabra peso la inclinamos y nos referimos a acciones frente a los demás, ¿Què va a tener más peso? ¿Lo que realizamos con el cerebro o los actos que realizamos con el corazón? El cerebro es inteligente, el corazón es noble, y la solidaridad y la bondad pesan más que la oportunidad, el egocentrismo y el oportunismo.
El superyó es manejado por el cerebro, el ello es propio del corazón, en la primera debería participar siempre algo que hace la diferencia, la moral. Sufrimos una constante disputa entre el yo y el superyó, y los únicos mediadores entre estos dos que forman uno solo, somos nosotros mismos trayendo el ello a lo consciente para buscar así la sanidad, el equilibrio, y de esta manera no caer en la angustia, ni en la culpa.
¿Qué preferís que pese más? Al fin y al cabo, sólo parecería una simple elección.

Comentarios
Compartir en: