Bragado y las tomas: cuando el antiperonismo se apoderó de un colegio y hubo réplicas ante el “laica o libre”

-Curiosidades de la historia de Normal, Nacional, Comercio e Industrial

Por Leonel G. Ávila

En los últimos años se ha vuelto moneda corriente ver en los medios nacionales que estudiantes porteños adoptan la drástica decisión de tomar escuelas, motivando extensos debates en torno a los motivos que los inspiran y también sobre la metodología de la protesta. Algunos bragadenses más osados se animan a tomar partido de un lado o del otro, pero en general nos hemos acostumbrado a ser espectadores de ese tipo de situaciones, como si en nuestra ciudad no sucedieran. La pregunta es, ¿siempre fue así?… La respuesta nos puede sorprender: ¡no!

Sólo de imaginar la conmoción que generaría hoy en Bragado la toma de una escuela, deja en evidencia la drástica ruptura del orden social que implicaría, en el que pareciera no existir lugar para esas formas de reclamo (todo lo contrario a CABA, donde se lo ve más flexible). Sería como un límite que nadie está dispuesto a cruzar.
Pero para sorpresa de muchos, no siempre fue así. Es más, hasta podría alarmarnos si vemos los motivos, fundamentalmente en el primer caso. ¿Imaginás a una institución educativa como el Colegio Nacional siendo tomado en defensa de un régimen dictatorial? Creelo, porque así sucedió. Fue en octubre de 1955 (a un mes de la autodenominada “Revolución Libertadora” y a pocos días de que el Interventor provincial designara a Vacarrezza como Comisionado de Bragado, es decir como una especie de intendente de facto).
Ya lo conté años atrás en mi libro “Notas para la Historia”, pero bien vale recordarlo. Un grupo de 9 alumnos del Colegio Nacional tomaron posesión del edificio alegando actuar en representación de sus compañeros. Reclamaban que el Ejecutivo designara a un interventor acorde al nuevo régimen, e incluso redactaron un mensaje dirigido al presidente de facto Eduardo Lonardi y al nuevo Ministro de Educación: “Siguiendo maravilloso y democrático ejemplo, estudiantes del Colegio Nacional de Bragado comunican a S.E. haber tomado posesión del mismo. Rogamos urgente intervención. Dios guarde a usted”, decía.
La toma se concretó sin ejercer violencia física, ni tampoco hubo ningún ataque a la institución, tal es así que se creó una junta de profesores para que estuvieran presentes en el lugar y controlaran que la situación no se desbordara. Solicitaban “que esa aura de libertad que ya ha comenzado a despertar en tantas partes, venga también a iluminar las aulas de nuestro querido Colegio, ensombrecido por la dictadura y el totalitarismo”.
Las críticas apuntaban contra el peronismo, e incluso exigieron que el Ministro de Educación restableciera en sus funciones a distintos profesores cesanteados por el gobierno depuesto, cosa que lograron en febrero del año siguiente.

CUANDO LAS TOMAS COPARON BRAGADO
El caso de 1955 no fue un hecho aislado. Respondió a una serie de situaciones similares que ocurrieron en varias partes del país y, además, sentó un precedente para que otros estudiantes de Bragado se animaran a realizar ese tipo de acciones poco tiempo después, en octubre de 1958. Sin embargo, la segunda vez se debió a otro motivo y cobró mayor alcance, ya que abarcó a varias instituciones: la Escuela Normal, el Colegio Nacional, la Escuela Comercial y la Escuela Industrial.
¿Cuál fue la causa? El debate “laica o libre” instalado durante el gobierno de Arturo Frondizi. Tan grande fue la disputa entre quienes exigían una enseñanza laica y quienes apoyaban la creación de universidades privadas (interpretado como un avance de la educación religiosa), que estudiantes de Bragado tomaron varias escuelas pretendiendo imponer sus respectivas posturas.
En el caso de Normal, primeramente hubo un grupo de mujeres que entraron a la escuela para “defenderla” con el aval de la Directora. Decían representar a ambos bandos y pretendían evitar que alumnos de otros colegios tomaran el establecimiento, aunque finalmente se retiraron ante la llegada de un grupo laico y el crecimiento del clima de violencia, quedando el segundo grupo con la toma del control.
La situación se resolvió cuando llegó una orden judicial que dispuso el desalojo de las tomas, presentándose un juez federal que exigió el retiro a los estudiantes, cosa que acataron.

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