Carta a un abuelo
-Por Gonzalo Ciparelli
Por un instante siento y pienso que realmente sería parte de mi bienestar, estar yendo a visitar a mi abuelo, al hospital.
Sin embargo, antes de juzgar, el ser humano debe siempre de entender y esperar todo lo que el otro desea expresar. Aprender a esperar toda la verdad.
Desearía estar yendo a visitar a mi abuelo al hospital, para sentarme al lado de su cama a contemplar y recordar la infancia que viví, y que él con buena salud, supo acompañar y estar.
Desearía entrar al hospital, sabiendo y sintiendo que él ahí va a estar, me va a reconocer y con una mirada sincera, va a saberme trasmitir lo que siente y sentirá siempre por mí. Yo haré lo propio, mientras mis ojos delatarán que entiendo pero no acepto lo que vendrá.
Desearía tomarle la mano, sentirla y reconocer por su temperatura corporal, que hay sangre recorriendo su cuerpo, que su sangre es parte de la mía y esto me indicaría algo crucial y emocional, su corazón ahí está.
Desearía por sobre todas las cosas, estar yendo al hospital a visitar a mi abuelo, y lograr el equilibrio extraordinario de mientras admirarlo, estar física y mentalmente en el momento para lograr profundizar, entender y expresarle constantemente lo importante que fue, es y será.
Mi abuelo hace tiempo no está más. Por lo tanto, lo que en verdad desearía, es volver solamente por un momento, el tiempo atrás para despedirlo y decirle que siempre lo voy a extrañar y que en cada paso que dé, lo voy a recordar.