-Por Gonzalo Ciparelli

Siempre me encuentro entre dos palabras cuando escribo, y por otro lado, siempre me reitero que el ser humano se encuentra entre dos variables cotidianamente y debe escoger una. Entre crear y creer, es una letra, o mejor dicho una vocal, la que diferencia a una palabra de otra, en cuanto a cómo se escribe, claro, pero en cuanto a lo que deseo mencionar, las separa lo que realmente cada persona es en base a su elección.
Elijo crear en lugar de creer, para ser libre. Entiendo que en la infancia es donde vamos a creer más de lo que podamos crear, ya que no tenemos opción, no desarrollamos la capacidad para realizarnos cuestionamientos. Solo absorbemos. Al crecer y desarrollarnos, deberíamos de optar por crear más y creer menos, a mi entender obvio. Crear profundización en el momento que un pensamiento aparece, es lo que realmente abre la mente de cada persona, y lleva además al cuestionamiento buscando adquirir nuevos conocimientos y así poderlos aplicar en el día a día tomando lo que sintamos correctos y sanos. Crear utilizando la imaginación es quizás lo que nos hace comprender que ésta nos despierta deseos personales que podemos lograr y no verlos imposibles o lejanos. Entre otras cosas, crear también es lograr la originalidad, y es lo que separa por su parte, al que solo cree.
-Quién solo acepta y cree corre quizás el riesgo de caer en la mediocridad y en la ilusión. Quién sólo cree pierde conscientemente la capacidad de crear por sí sólo, no se pertenece, solo absorbe, como en la mencionada infancia.
Así como quien crea, considero que es dueño de su vida, quien solo cree no es más que un sumiso de la vida de otro/s.
Sin ir más lejos, nos enseñan a creer que la mayoría en un asunto es la que tiene la razón, sin embargo existen demasiadas situaciones cotidianas que demuestran lo contrario, motivo de cuestionamiento.
El ser humano debe crear para luego creer, pero creer en sí mismo, y de esta manera lograr bienestar siempre.

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