Crónica impensada de una historia imaginada

Se acercaba a sus 17 años y el muchacho pensó que en el futbol encontraría su mejor futuro.
Aprovechando que el técnico de Almirante, era amigo de su viejo, consiguió que lo invitaran a una práctica con vistas al próximo partido. El hombre se llamaba Carlos Costas y lo conocía desde chico, de tanto acompañar a su viejo a los partidos.
Habiendo crecido para su edad el DT dijo que lo probaría como 4 o 6 en la defensa, por su altura y potencia conseguiría reducir la peligrosidad de los delanteros rivales. Con esa ilusión recibió el equipo de uno de los suplentes y se encamino a cumplir lo ordenado por el técnico.
Cuando estaba por terminar el primer tiempo pregunto por el marcador y aunque la respuesta no le gustó, espero el inicio de la segunda etapa. Allí las cosas cambiaron puesto que lo mandaron a jugar como delantero, presa fácil para cualquier defensa. Sin embargo no lo dejaron demasiado tiempo en la cancha y Almirante decidió los cambios, en procura de no hacer más grande la diferencia.
El rubio delantero “se refugió” en el banco de relevos mientras los minutos pasaban y el equipo rival seguía sumando goles, sin que el debutante aceptara su responsabilidad. “Era mi primera practica y habría otras oportunidades”, tal como había sucedido con otros jugadores…

-¿DONDE ANDARIA MI VIEJO EN ESTOS TIEMPOS?
Según le había dicho muchas veces, las idas a la cancha con su papá, se producían seguido, tanto que estos regresos ya conocidos se habían transformado en una rutina.
“Su vieja” le había contado muchas veces que en una vieja foto de fútbol, encontró a quien había sido su papá, aunque la espera se hizo larga, por eso, ahora se permitía preguntar cuál sería el autor de sus días sin que nunca hubiera reclamado por su presencia.
Esta historia mitad real y mitad imaginada sólo tiene un protagonista como para ser nombrado. Mientras seguiría esperando colgado del alambrado y con una lágrima en los ojos por el recuerdo.

El joven no se animó a preguntar por su papá. Ya llegaría el momento del sinceramiento.

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