Crónicas de un Domingo por llover

Por un escritor anónimo

Domingo, 9:22am, una brisa fría que se cuela en la ventana recorre mi espalda y logra despertarme…casi de inmediato me apabullan los recuerdos, mi mente comenzó de nuevo.
Quitándome lagañas y entre estiramientos toscos pongo finalmente la pava, casi en automático, abro la ventana y un cielo gris me esperaba, no había sol…ni un rayo.
El silbido de la pava me saco del letargo, con media sonrisa empecé a darle inicio a mi ritual del mate.
1, 2, 3 y van… inefablemente un cosquilleo empezó a acrecentarse en mi estómago, recorriendo hacía arriba, hasta llegar a mi garganta…es el fin de los mates.
Al levantar la cabeza ese nostálgico gris permanecía, “necesito música” recuerdo haberme dicho. Abro el reproductor, aleatorio y “play”… de fondo quedó, mientras comencé a barrer… de repente comenzó a sonar otra canción, LA canción, respire hondo y me senté.
Cada oración de esa canción desbloqueaba un recuerdo, juro que hasta olores y sensaciones físicas vividas anteriormente hacían eco en mí.
La añoranza del momento en el que fuimos dos almas monogámicas, con un amor intangible… cierro los ojos, por un momento logré remontarme a esos tiempos hasta que…una brisa fría que se coló por la ventana, y recorrió mi espalda, logro despertarme.

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