El Congreso de la Ilusión reunido en Qatar…
Los convocados estarán llegando desde distintos puntos de nuestro país, vienen de prestar servicios en países donde lograron ser reconocidos por sus gestos de buenos argentinos y capaces jugadores, como para ser expuestos ante el jurado internacional.
Más de uno se quedó sin viajar. La existencia de diligencias no era mucha. En la amplia mesa del Congreso, había solo 26 lugares…
El viaje no se hizo por caminos polvorientos ni acuciados por urgencias guerreras. Fueron llegando en modernos aviones, con la bandera argentina como insignia… Eran otros tiempos; en lugar de Francisco Narciso Laprida fue nominado un Scaloni…
Cada uno tenía su puesto, para expresarse al momento de los debates: nueve eran defensores; media docena pobladores del mediocampo y una cantidad similar llegaron con sus certificados de artilleros, capaces de complicar a las duras líneas defensivas.
Más de 30 países resolvieron que era tiempo de unirse en ese lugar tan lejano, como la ansiedad… Cada uno llegó con su bolsito al hombro conteniendo un ramo de ilusiones, buscando demostrar que, más allá de idiomas, religiones y sentimientos, la unión es posible para redactar el más claro de los mensajes, el de la HERMANDAD…
Cada CONGRESAL sabe que habrá un CAMPEÓN y todos están dispuestos a aplaudir el último día…