En este miércoles de emprendedores, presentamos a la diseñadora Joana Lyall, más conocida como “Jowy”. Nacida en Almagro e instalada en Bragado desde 2016.

En cuanto a su labor, nos contó que desde siempre quiso serlo y fue por su meta: Egresada en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de Buenos Aires (FADU), emprendió un viaje en el año 2013, uniéndose junto a una diseñadora textil mexicana, un videógrafo, un camarógrafo y un ceramista, por motivo de un proyecto que comenzó su amiga y terminaron juntas.
El objetivo era registrar las técnicas y tejidos ancestrales, ya que en el Sur de Argentina y de Chile hay comunidad Mapuche, quienes siguen empleando estas técnicas artesanales, de telar.
En ese momento, “Jowy” se estableció en el Sur de nuestro país, en un lugar que se llama Rucachoroi, para presenciar el taller de Irma, una señora que vivía ahí y formaba parte de una comunidad Mapuche.
“Fue un poco difícil la situación al principio, me refiero al hecho de poder dar con la comunidad, por el tema de que resguardan mucho todo lo que es su historia en relación con el resto. Obviamente, porque fueron muy afectados”, expresa.

En el regreso de ese viaje y retomando la facultad en el año 2019, utilizó y empleó una técnica de teñido natural y estampa botánica para su pre-tesis que conllevó a su emprendimiento actual “CUC. Desde la tierra”. Añadió que fue un proyecto para presentar un trabajo en la facultad, que tiene como herramientas principales la estampa botánica, el teñido natural, el trabajo artesanal y el cuidado del medioambiente.
“Me costó mucho poder encontrar el algodón que quería trabajar. Yo trabajo con algodones, en su mayoría, libres de agrotóxicos, de una Cooperativa que se encuentra en el Chaco, Argentina.”
Fue muy difícil poder dar con la cooperativa que lo provee, cuando finalmente lo logró empezó a trabajar con sus textiles.
El algodón es crudo, el proceso del terminado de la pieza (como ella lo llama), ya que las considera únicas. Quizás a veces es el mismo modelo, pero generalmente no hace más de cinco. De todas maneras, cada uno siempre es diferente por la estampa o por el color. También cuenta con pedidos especiales, en este momento se encuentra haciendo un delantal con estampa botánica para uno de sus amigos.
“Es mundo mágico trabajar con las plantas y con los descartes textiles, porque uno no se imagina que lo que nos rodea nos puede dar tanto. En el caso de los descartes comestibles utilizo pieles de cebolla y palta”. También utiliza te, café, yerba mate, ya que le encanta el color que brinda. “Pero trato de que cada pieza sea única”.
En cuanto al proceso también, consume agua pero todo a conciencia.
CUC, cómo se llama su emprendimiento, aún no es una marca, ella lo categoriza cómo proyecto, ya que considera que le falta mucho por crecer.
Jowy no quiere dejar atrás que, este proyecto no estaría en pie si no fuera por la cantidad de gente que la apoya y la sigue. Que le han comprado una prenda para sí mismos o para regalar. Y gente que también colabora con las secciones de fotos.
También agradece a la gente que comparte su trabajo, no solo podemos ayudar a un emprendedor comprando, también difundiendo su trabajo.

“El boca en boca, el compartir, es súper importante”. Ahora se encuentra trabajando en la tienda online, para poder llegar fuera de Bragado, que el alcance sea mayor. También en envíos a todo el país.
Nos cuenta también que le cuesta llegar a veces al público, pero eso no hace que se detenga, la incentiva a trabajar más. Todo inició en pandemia.
A veces en la confección de sus cápsulas cuenta con la ayuda de un taller, algo que valora muchísimo.
Cada cápsula tiene un significado especial, un concepto, que después desarrolla. A veces no muestra el proceso en redes sociales, pero el trabajo está detrás, está reflejado en la prenda.
Todo material que le sobra, por así decirlo, es reutilizado, no desperdicia nada. Por eso las prendas a veces son únicas y nunca va a lograr repetirlas.
El fin de semana estuvo presente en una feria, en la ciudad vecina de Chivilcoy, dónde observó que la gente le preguntaba y le ponía género a las prendas, a lo que ella respondió que era ropa para quien guste usarla, porque quizás un vestido se encuentra catalogado solamente para personas de sexo femenino y para ella no es así, cada quien puede ponerse la prenda como guste, “es una pieza para vestir”.
Con respecto a los talles, a veces trabaja con piezas grandes, así que los talles son adaptables, pero si alguien se acerca y le menciona lo que desea, ella lo cumple. Su objetivo es también que el otro se sienta cómodo. Adapta la prenda a quien le guste.

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