Entrevista a Lorena Ferrer
En este miércoles, queremos contarles la historia de Lorena Ferrer como emprendedora.
Comenzó teniendo una gráfica, la cual mantuvo durante 12 años, cuando se enfermó, decidió venderla. A partir de allí, estuvo un largo tiempo sin trabajar. Pero necesitaba volver un poco a la normalidad, no tanto por una cuestión económica, sino que, para poder mantenerse activa en lo laboral. Entonces decidió dedicarse a encuadernar, aprendió a coser libros, hojas y le pareció interesante hacer libretas, cuadernos y agendas.
“Ponía un poco todo lo que sabía en cuanto al diseño y las manualidades, porque es un trabajo artesanal que a mí siempre me gustó”.
Esto fue hace aproximadamente 7 años, dónde descubrió que lo que más se vendían eran las agendas, pero siempre a fin de año o a principio del mismo, donde siempre había una brecha de tiempo en cuanto a la producción y venta. Por esta razón, luego de un tiempo, pensó que podría ocupar ese tiempo en otra cosa.
Ella, cómo ya muchos deben saber, años anteriores ha llevado adelante campañas de pascuas solidarias, solía hacer huevos de pascuas todos los años, tanto para regalar como para vender. Y en épocas de pandemia, por haber trabajado con el chocolate, noto que se antojaba de comer cosas dulces (algo que a ella le encanta). Entonces pensó, “¿Por qué no empezar a hacer tabletas de chocolate?”.
Una manera, desde su punto de vista, de diseñar. Porque más allá del packaging, “que a mí me gusta mucho diferenciarme del resto” resaltando algo diferente y más armado. Lo ve como una manera de encontrar combinación de sabores, de aprender sobre el manejo y tipos de chocolates, pero sobre todo el mezclar e innovar cosas nuevas, distintas.
“Mi emprendimiento sería entre papeles y chocolates”. Al principio este emprendimiento llevó el nombre de Variglio (cuando solo trabajaba papel) y cuando decidió ampliarse cambio a La Margarita, en homenaje a su mamá y a su abuela, que llevan ese nombre.
“Me pareció algo más familiar, algo más fácil de recordar y es un nombre que a mí me encanta, aunque a ellas no les guste”.
Y de esto se trata emprender para Lorena, dividir su año, siempre buscando la forma de encontrarse en movimiento y viendo lo que la gente necesita. “Lo bueno del trabajo artesanal es que nunca un producto es igual al otro”.
Aparte de querer resaltar su empaquetado, también busca la forma de hacerlo en sus tabletas, hace chocolate con lavanda, con flores comestibles, “que por ahí no son tan comunes pero me parece que está bueno. Acostumbrar al paladar a otros sabores, me encanta esto de indagar y de probar, todos los años intento hacer un producto nuevo y diferente”.
La vida nos obliga constantemente a innovarnos, de esta forma lo hace también está Bragadense. Apoyemos a nuestros emprendedores.