La “lagartija de las dunas”, la especie bonaerense amenazada por el mercado inmobiliario
– Habita en las costas bonaerenses y en 2017 fue declarada Monumento Natural. Su protección tiene el fin de funcionar como “paraguas” para todo un ambiente. El guardaparque Alejandro Leiss es el encargado de recorrer los médanos y corroborar la presencia de sus poblaciones.
Por Manuel Tejo, de agencia DIB
“¿Están sanas? ¿Están bien? ¿Son tantas como para que la población siga existiendo? ¿Cuánto tiempo más estarán en este lugar en donde se están vendiendo terrenos?”.
Esas son algunas de las preguntas que se hace el guardaparques Alejandro Leiss cuando recorre los médanos bonaerenses buscando ejemplares de la bautizada “lagartija de las dunas” (Liolaemus multimaculatus), una especie que fue declarada Monumento Natural de la provincia de Buenos Aires en el año 2017 y que afronta múltiples amenazas.
La “lagartija de las dunas” es un reptil pequeño que suele camuflarse en la arena y desplazarse por debajo de la misma como si estuviese nadando. Se trata de una especie endémica de la Costa Atlántica bonaerense, en donde se considera que está aproximadamente el 90% de su distribución. Aunque también se habla de su presencia en el norte de Río Negro y en el sur de Uruguay.
“La ‘lagartija de las dunas’ es un saurópodo, un pequeño saurio, de unos 10 centímetros en su estado adulto, que habita en el primer perfil de dunas costeras marinas donde las especies vegetales son escasas”, explica Leiss en diálogo telefónico con DIB desde Villa Gesell.
Leiss tiene 55 años y se fue a vivir a Villa Gesell cuando era un niño de seis. Cuenta que cuando era chico el patio de su casa eran los médanos y que el vecino estable más cercano estaba a unas tres cuadras.
“Me crié entre medio de lagartijas”, dice Leiss, guardaparque desde hace 27 años. Antes, le tocó trabajar en las reservas naturales Mar Chiquita y Laguna Salada Grande y ser el encargado del Monumento Natural Canquén Colorado. Desde 2019 tiene a cargo el “Monumento Natural Lagartija de las Dunas”.
Un cuerpo para la supervivencia
La “lagartija de las dunas” tiene una cabeza forma de pala, petequias en su lomo que aparentan ser arena y una cola corta de la que pueden desprenderse.
Las tres características le sirven para sobrevivir. Con su cabeza logra enterrarse para protegerse, el color de su cuerpo le permite camuflarse y el desprendimiento de la cola le sirve como señuelo para cuando es perseguida.
“Tienen una cola corta que pueden cortar parcialmente con un movimiento que hacen de un lado a otro. Cortan los vasos sanguíneos y eyectan la cola que queda moviéndose por sí misma. Es un cebo para que el depredador se entretenga”, explica Leiss. Aunque advierte: “Ahora, esa cola la vuelve a regenerar solo una vez. Ya no puede volver a cortarla”.
El peligro
La zona de hábitat de la “lagartija de las dunas” es actualmente acotada: comienza en la primera franja de médanos después de las playas y se extiende por unos 100 o 200 metros hacia adentro del continente. “Ahí es donde se fue a refugiar. Antiguamente se la encontraba en todo el cordón dunícola, llegando a estar hasta tres kilómetros adentro”, detalla el guardaparque.
Desde hace tres años, Leiss recorre las dunas bonaerenses para corroborar la existencia de poblaciones de esta especie en distintas zonas costeras. Para esta tarea, cuenta con la colaboración de guardaparques de esos sectores. A pesar de las complicaciones que generó la pandemia, ya pudo corroborar la presencia desde Punta Rasa, en el extremo sur de la Bahía del Samborombón, hasta la zona de Claromecó (en Tres Arroyos).
Leiss explica que en los sectores más habitados del partido de La Costa y de Mar del Plata son “hiperdifíciles de ver” y que se observan fácilmente en la Reserva Natural Faro Querandí (en Villa Gesell) o en Punta Rasa. Un lugar que lo sorprendió por “la abundancia de bichos por hectárea” fue el balneario San Cayetano.
El mayor problema que afrontan estas lagartijas bonaerenses es la expansión inmobiliaria. “Hay proyectos urbanísticos nuevos que redundan en el perjuicio de la lagartija”, indica Leiss. El segundo inconveniente tiene que ver con el tránsito vehicular en lugares silvestres.
“Estos son los factores más importantes de su merma y de su riesgo de subsistencia de especie”, explica el guardaparque. Y señala que, en menor nivel, también existe el conflicto de la mascotería.
Monumento Natural
La “lagartija de las dunas” fue declarada Monumento Natural en todo el ámbito de la provincia de Buenos Aires a mediados de 2017, a través de la ley N° 14.960 sancionada por la Legislatura.
En sus considerandos, la normativa señala que la especie tiene una “distribución restringida” y “bajas densidades poblacionales”, por lo que considera necesario “implementar medidas para su protección”.
Además, advierte que se trata de una especie “paraguas” y que “la conservación de la misma apunta y promueve también a conservar los hábitats costeros en general, con toda la flora y fauna nativa asociada”. (DIB) MT