Las huellas de Pehuen Co y un mensaje hacia el futuro.
En 1986 la paleontóloga Teresa Manera y su esposo Roque Bianco, siguiendo los pasos de Darwin y Ameghino, descubrieron un sitio con marcas de animales y humanos que datan de hace varios miles de años atrás. La investigadora le explicó a DIB que se trata de un lugar “único” en el mundo que da cuenta de “lo frágiles que son los ambientes si no los cuidamos”.
Por Manuel Tejo, de la agencia DIB
Esta historia podría empezar hace varios miles de años atrás cuando más de veinte especies de animales dejaron sus huellas marcadas en sedimentos que luego se hicieron roca. También podría empezar con los viajes de Charles Darwin a bordo del Beagle y el descubrimiento de puntos paleontológicos de importancia en el sudeste de la provincia de Buenos Aires durante 1832 y 1833. Pero empieza más acá, hace casi 37 años.
A mediados de los ochenta, en la zona de Punta Alta y Pehuen Co (en el partido bonaerense de Coronel Rosales), la paleontóloga Teresa Manera junto a su esposo Roque Bianco solía salir a buscar restos fósiles después de las marejadas. Tenía las referencias de Darwin, las de Florentino Ameghino (quien hizo descubrimientos a fines del siglo XIX en la región) y las de otros investigadores que habían indagado en la zona.
En octubre de 1986 hubo en Pehuen Co una tormenta con fuertes vientos del sur. Después de esa marejada, el esposo de Manera fue hasta la playa a hacer uno de los recorridos periódicos y volvió al rato con la noticia: había unas huellas que se habían destapado. “Fue algo fascinante. Yo no me olvido más de la sensación”, le contó a DIB la paleontóloga al recordar el momento en que vio por primera vez lo que hoy se conoce como el Yacimiento Paleoicnológico de Pehuen Co.
El origen
Las rocas y huellas halladas en Pehuen Co datan de tiempos que van de los 28 mil y 12 mil años atrás. Allí hay marcas que dejaron grandes animales extinguidos como el megaterio, el mastodonte y la macrauquenia; de otros que aún existen como ciervos, guanacos, pumas, zorros, flamencos, cisnes y patos; y también de seres humanos.
“Representa una paleocomunidad. Eran animales que convivían con determinadas plantas en un lugar. Algunos se extinguieron y otros no están más en la zona en la zona de Pehuen Co, como el guanaco y la liebre patagónica”, explicó Manera. Y agregó: “En ese momento el mar estaba a más de 100 kilómetros hacia adentro. Este era un ambiente continental frío y seco, pero esporádicamente había lluvias torrenciales”.
Las huellas presentes en Pehuen Co son miles y pertenecen a al menos 22 especies. “Esto que tenemos es único en el mundo: huellas de esa época también existen en otros sitios de Argentina, pero acá hay una variedad impresionante y una conservación muy buena”, sostuvo.
Sobre la formación y subsistencia de estas rocas marcadas, Manera indicó que en el ambiente de ese tiempo en ese lugar “se producían como avalanchas con arcilla que se secaba y después venía el viento y las tapaba de arena”. Asimismo, detalló que, de acuerdo a estudios recientes, “probablemente lo que ayudó a la conservación son finísimas capitas transparentes de bacterias”.
En tanto, el resurgimiento de las mismas a la superficie está vinculado a la variación que tiene el mar en largos periodos de tiempo. “El mar no está siempre en el mismo lugar. Hace unos 6 mil años el mar estuvo más arriba de lo que está ahora. Eso lo erosionó y aparecieron”, detalló Manera. Asimismo, relacionó el descubrimiento de 1986 a los movimientos de arena que generaron la circulación de vehículos
Al hacer referencia a lo que dicen las huellas sobre el pasado, la paleontóloga señaló la coincidencia del ingreso del humano con la extinción de ciertos animales. “Lo más importante que nos cuentan es lo frágiles que son los ambientes si no los cuidamos”, señaló. Y agregó: “Ves también un mensaje hacia la actualidad en ese sentido. Es como una especie de diario del mañana”.
Reserva y cuidado
El yacimiento de huellas se encuentra hoy dentro de la Reserva Natural Pehuen Co – Monte Hermoso (donde también hay otros sitios de interés paleontológico), dependiente del Ministerio de Ambiente bonaerense, y cuenta con guardaparques. “El sector delimitado son cinco kilómetros, pero las huellas se empiezan antes y terminan después”, indicó Manera.
Las huellas de Pehuen Co se pueden visitar, pero no siempre están a la vista. Por momentos quedan tapadas de arena. Manera explica que se trata de procesos de la naturaleza y que hay que respetarlos como tales.
La reserva fue creada en 2005 luego de que Manera fuera distinguida con el premio internacional Rolex por su trabajo en la conservación de las huellas en el marco de un proyecto presentado desde el Museo Municipal Carlos Darwin de Punta Alta, institución que se creó en 1990 en base a un museo privado que tenía la paleontóloga junto a su esposo.
“Tuvimos tanta suerte que de 1200 proyectos de todo el mundo, uno de los cinco premios salió para nosotros”, le contó Manera a DIB sobre el Rolex. Esa distinción incluyó un premio económico para trabajar en el yacimiento y también una fuerte difusión mundial del sitio.
El hito
Junto a la paleontóloga Silvia Aramayo y otros colegas, Manera ha publicado diversos trabajos de investigación. “El hallazgo este fue un hito en mi vida. Trajo un montón de cosas buenas y otras no tanto, porque para algunos en Pehuen Co soy la vieja que cortó la playa”, se ríe al hacer referencia a las limitaciones a la circulación de vehículos para la conservación del sitio arqueológico.
Otro posible inicio para esta historia es en la infancia de Manera, cuando su mamá la llevaba a pasear y juntar fósiles por las playas de Pehuen Co. “Cuando era chiquita dije voy a estudiar esto, voy a salir en los diarios. Algo cumplí con mi palabra de infancia”, le dijo a DIB. (DIB) MT