«Las presiones que sufren los chicos son terribles e injustificadas»

-El ex futbolista y actual formador de jóvenes, con una extensa labor en el Basilea FC de Suiza, Facundo Alvanezzi, se encuentra en Mar del Plata y brindó a PUNTONOTICIAS su análisis sobre la situación actual de la formación y aquello que rodea el desarrollo del fútbol

Nacido en Bragado donde inició su relación con el fútbol, la ciudad balnearia lo cobijó junto a su familia en 1982, al principio del conflicto de Malvinas, donde jugó hasta el año 87’ en los Clubes Kimberley y Deportivo Norte.
Un año más tarde surgió la posibilidad de emigrar a Italia donde jugó un año en Livorno, un equipo profesional en la serie C. Luego pasó 5 años en el Locarno de Suiza en la serie B, donde el crecimiento fue exponencial.
En el año 2008, Alvanezzi desembarcó en el Basilea FC, institución en la que se desempeñó durante diez años en la tarea de entrenador específico de juveniles.

–Desde tus inicios hace 25 años, ¿cuánto ha cambiado el ABC de la formación de un futbolista?

La mutación entre el siglo pasado y el actual, cambió radicalmente la expresión «formación» por la notoriedad y celeridad de triunfar «a cómo de lugar». Desde mi visión cosmopolita es notable el cambio en el ABC de la formación de un futbolista, pues dejamos el arte de enseñar en un plano irrelevante en pos de los resultados inmediatos.
Los tiempos de antaño eran tiempos de aprendizaje llenos de juego silvestre y maestros brillantes. Allí éramos libres para crear y progresar con el error como virtud de evolución. Hoy todo es premura, velocidad, drones, computadoras, GPS, gimnasios, mediciones y tantas cosas más, que han desvirtuado el juego de los talentosos en pos de alcanzar el éxito.
En fin, los tiempos han cambiado significativamente y para un romántico como yo, el juego sigue siendo un arte inmaculado de los instintos indescifrables.

–En Argentina, ¿sentís que no está valorado el rol del formador?. Porque no cualquiera puede desempeñar ese rol…

Lamentablemente en nuestro país, cuna de grandes maestros, se fue perdiendo el respeto por los Educadores de Vida y se los suprimió por los imitadores visitantes de Internet para diagramar un entrenamiento.
La velocidad del todo está conspirando con el saber genuino de enseñar a pensar y discernir en pos del éxito efímero que otorga la ignorancia conceptual. Por ello mismo, faltan los vocacionales formadores que desean seguir aprendiendo para continuar enseñando.
Soy de la idea que no cualquiera adquiere el don de formador, ya que con los años la sabiduría se transforma en un tesoro de prestigio. Enseñar es lo más importante y difícil, por ello está tan poco valorado y desprestigiado el supremo valor de colocarnos delante de grupos con conocimientos superiores a la media.

–Desde tu experiencia y el haber desempeñado tu rol en muchos paises, ¿lo que sucede en Argentina es un caso único?

En cuanto a las presiones que existen desde el entorno de cualquier chico, ni hablar de la falta de infraestructura…
Argentina es un maravilloso país sumido en un desconcierto muy profundo e individualista sin límites. Ello lo hace irreemplazable por un lado y vulnerable por sus costumbres que no me son ajenas.
Por ello, las presiones que sufren los chicos son terribles e injustificadas desde los entornos más nocivos e inmaduros. Hoy los chicos son sostenes y rehenes de un trabajo disfrazado de falso juego, todos se creen con derecho a la explotación de sus cualidades sin dejarlos crecer, por ello me revelo contra el sistema y las estructuras endebles en pos del «negocio» y sigamos que todo es válido y loable.
No debemos permitir que los chicos dejen de jugar y soñar con victorear el himno y vestir la camiseta de la Selección, aunque las infraestructuras sean escasas, aunque el talento enorme que todo lo puede siga tapando agujeros parciales.

–Son tiempos donde se habla de vender jugadores de 12, 13 años. El negocio detrás del fútbol ¿en cuánto condiciona a la formación de un chico y cómo se lidia con esas urgencias?

Condiciona una barbaridad por la celeridad con que se desean atravesar las etapas en formación. Pensar que un chico de 12, 13 años recién está comenzando su etapa de evolución y crecimiento de los años dorados de vinculación con la pelota y el juego. Pero el negocio imperante ha desnaturalizado todo de una forma innegable. Yo no coincido en nada con esta trampa salvaje. Pues las urgencias le abren la puerta aceleradamente a dejar hogares, provincias y países sin saber el origen de tales aventuras. Es muy complejo el tejido social y hoy los padres y pseudos promotores de talentos los ponen en la vidriera de salida sin saber el destino final de despegue. Pensar que hoy los chicos sean plataformas de sostenes familiares es de una crueldad absoluta.
Por ello amo formar integralmente para que cuando sea el momento, se lancen al mundo de los sueños sin romper ilusiones de un mañana mejor. Formar es de una complejidad inimaginable al común de la gente, para ello me sigo preparando y generando expectativas de alcanzar una mera utopía, «volver al barrio, al potrero, al patio, dónde los maestros nos daban lecciones de vida y don de gente».

(Punto Noticias)

Comentarios
Compartir en: