Nos falta una niña, con hambre no se puede estudiar

-Por Aldana Barros

Leí en estos días en una red social que alcanza (prácticamente) a todo el mundo. Murió una niña de 11 años por desnutrición. Esto sucedió en uno de los distritos más ricos del país.
¿Cómo continúan sucediendo estas cosas? ¿Cómo siguen mirando para un costado con este tipo de cuestiones?
El día miércoles, docentes de la escuela donde la misma asistía, publicaron un comunicado responsabilizando al Estado por la gran perdida, “hoy estamos atravesando por el dolor, la impotencia y la bronca frente a la perdida de una niña de nuestra escuela, consecuencia de la ausencia y la desidia del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires que sistemáticamente vulnera los derechos de nuestres pibis“.
Está pequeña niña tenía tan solo 11 años, toda una vida por delante, una vida de sueños por cumplir, vida que le fue arrebatada por un estado ausente, un estado que mira para otro lado, que deja que estas cuestiones pasen por un costado.

La pequeña asistía y era acompañada por la institución desde el año 2017, no solo recibía refuerzo escolar durante este último periodo, sino que además le brindaban abrigo y el almuerzo para que pudiera estudiar. Pero, no sé garantizaron sus necesidades y su realidad termino siendo esta, donde debemos llorarla, donde debemos lamentar su perdida.
Docentes y directivos son los que luchan y ponen de sus bolsillos, hacen un trabajo no remunerado y que no les corresponde, para que los niños que pasen por allí puedan comer, para que puedan tener su plato de comida, miles de niños en nuestro país solo comen cuando asisten a los establecimientos.
“Es el Estado ausente el que les niega la posibilidad de llenar el estómago y de tener una mejor calidad de vida”.
El día viernes 12 del presente mes llegó a la escuela y se descompensó, “una realidad que está naturalizada en las escuelas cuando es evidente que llegan a la escuela sin nada en la panza”.
El lunes 15 la niña ingreso a la guardia del Hospital Penna, dónde ya no pudieron hacer nada por ella.
Este, era un final que podría haber sido evitado y terminó en la peor de las noticias, terminó con una familia destruida, con niños preguntando dónde se encuentra su amiga y con docentes que solo pueden sentir dolor, con una sociedad que pide a gritos que se termine el hambre, que dejen de faltar nuestros niños.
“En el mes de las infancias, otra deuda de la democracia”, otra niña que muere por la desidia de un Estado, otra niña que es noticia, que nos falta en este sistema donde pareciera no importar, ni un poco. Digamos basta, sigamos luchando, aunque parezca en vano.

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