Parroquia San Martín de PorresEl camino de la vida…

-Por Pbro. Gustavo E. Sosa B

Leyendo esta mañana (por ayer) los periódicos de nuestro país, me encuentro, por un lado, con la grata noticia de que la Corte Suprema de USA ha derogado el famoso fallo Roe vs. Wade, que permitía el aborto en todo el territorio americano, como prenda de una libertad que preconizaba a la mujer como dueña de su propio cuerpo, más allá de que el niño que se está gestando es otro cuerpo distinto al de ella…

Pero no salgo de mi asombro al ver que el mismo presidente Biden (católico confeso) se entristece de que esto sea así. La verdad que no entiendo ni la fe ni la pertenencia de este señor a nuestra Iglesia Católica, que desde siempre y bajo circunstancias adversas, ha defendido el derecho de las dos vidas: la de la madre y la del niño por nacer. Pero esto no ha de sorprendernos, cuando la hipocresía se instala entre nosotros, y terminamos usando la fe y la Iglesia para nuestra conveniencia. Días pasados, me dio mucha risa ver a una funcionaria pública de nuestro medio en la misa, porque era el día del padre… esa misma funcionaria ha dicho en reiteradas oportunidades estar a favor del aborto… es más, votó a favor del aborto… pero el tema es figurar y aparecer, y la búsqueda de votos no se hace esperar, sobre todo, cuando hay posibilidades de que se pierda… Yo quiero ser bien pensado, y argumentar a favor de esta persona y su situación: a lo mejor esta persona está arrepentida de lo que ha hecho y está buscando la reconciliación con Dios y con los hermanos. Si es así, las puertas de la Iglesia están abiertas para todos, sobre todo para los pecadores, que somos fundamentalmente los que ya estamos adentro. Jesús fue muy claro cuando dijo en el evangelio, “no necesitan del médico los sanos, sino los enfermos”. Pero si no es así, por favor, no usen ni a Dios, ni a Jesucristo, ni a la Iglesia como pantalla para sus malas intenciones. Si no tenés fe y no crees en Dios, por favor, no la caretees, porque Dios conoce el corazón del hombre, y ahí está realmente lo que importa. Las cosas y las apariencias pasan, pero las intenciones del corazón son las que llevaremos ante Dios, cuando Él nos llame.
Los que estamos a favor de las dos vidas, seguiremos luchando, con el sueño de que alguna vez en nuestra patria argentina, se respete la constitución nacional, que defiende la dignidad de la vida humana desde el momento mismo de la concepción. Así lo quisieron los constituyentes, pero los legisladores actuales hicieron caso omiso de ese mandato constitucional, porque tenían, según ellos, un compromiso electoral, que las encuestas posteriores (Giacobbe y Asoc. por ejemplo) demostraron que no eran la mayoría de los habitantes del país los que querían esa ley. Tal desparpajo legal y moral fue avalado por la actual vicepresidente de la nación, quien durante años se opuso por convicción a que fuera tratada la ley. Que poco le duró la convicción y la moral…
El camino a recorrer será duro y largo, pero la fuerza de nuestras convicciones desde la fe en Dios nos sostiene para seguir luchando a pesar de que nos ridiculicen, nos persigan o nos calumnien…

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