¿Qué debe hacerse para mejorar la educación?

-Columna de opinión de Susana Decibe, ex ministra de Educación Ciencia y Tecnología; miembro de la Coalición por la Educación y del Club Político Argentino

Ciertamente es una pregunta que está en el centro del debate desde hace mucho tiempo, y que ahora se complejiza o enriquece, según el punto de vista, dado el desarrollo alcanzado por las nuevas tecnologías, particularmente la inteligencia artificial.
Muchos de quienes transitaron la escolaridad hace varias décadas afirman que aquella escuela era muy buena y que la educación pública argentina gozaba de calidad y prestigio. Tomando esa creencia con recaudos, observemos que no tiene en cuenta un dato clave que la relativiza: hasta los años 70 solo el 30% del grupo etario correspondiente cursaba la escuela secundaria, y esa matricula pertenecía a un sector social bastante homogéneo en términos económicos y culturales. Cuando la democracia en 1993 (Ley Federal de Educación) le impuso al Estado incorporar a todos los jóvenes que antes solo terminaban la primaria, haciendo obligatorio el primer ciclo de la escuela media; y en el 2006 (Ley Nacional de Educación) estableció la obligatoriedad de todo el nivel, las aulas fueron más democráticas y mucho más complejas, por la diversidad de origen de los alumnos.
Se aumentó el número de escuelas, de cargos docentes, de institutos superiores de formación, de burocracias, y creció el financiamiento. Las aulas se llenaron de jóvenes provenientes de sectores más humildes, en condiciones culturales diferentes para el aprendizaje, pero el Estado no cumplió con las tareas orientadas a asegurar un piso de calidad del servicio en todo el país.
Siempre me produce asombro que nos preguntemos cómo resolver problemas que con el paso del tiempo se hacen más complejos, sin vincularlo al incumplimiento de las leyes que con claridad han definido las políticas que debieran sostenerse en el tiempo. Es como un enfermo que vuelve periódicamente al médico con su enfermedad agravada sin haber realizado el tratamiento que se le indicó. Hoy las escuelas mayoritariamente hasta perdieron la capacidad de alfabetizar.
La dirigencia política que gobierna el país, tanto a nivel nacional como provincial, tiene que cumplir con la legislación vigente: revisar periódicamente los contenidos de la enseñanza y la organización y modelo escolar, adecuándolos a las demandas del mundo actual, asegurar que los docentes que están en las aulas dominen los conocimientos que deben enseñar, evaluar la calidad y pertinencia de las instituciones educativas de todos los niveles, controlar los logros de aprendizajes de los estudiantes, establecer una nueva carrera profesional para la docencia que le devuelva prestigio social y calidad profesional. Además, es impostergable incluir en el programa de reforma del Estado las gestiones de los servicios públicos en las provincias: transparentar los presupuestos y racionalizar los gastos, destinando la mayor parte de los recursos a las escuelas. La tecnología hoy hace posible eliminar oficinas, burocracias y trámites, ahorrar recursos y tiempos. Si Nación y provincias cumplieran con sus obligaciones, las escuelas podrían gozar de una autonomía responsable, con más recursos, capacidades y libertad para innovar y adecuar sus ofertas a las necesidades de su matrícula. Se trata de igualar metas y resultados, no procedimientos.
Entonces, ¿qué es lo esencial que debe hacerse para mejorar la educación argentina?: Trabajar de aquí en más con transparencia y profesionalismo cumpliendo y enriqueciendo las normas vigentes.

Fuente: Diario Clarín

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