Qué dice la calle… Lunes 25 de Abril
La frase de hoy: “Hay jubilados a los que les cuesta aceptar tal condición”.
Esta historia, aunque no es fácil hablar de uno mismo, tiene que ver con nosotros. Hace años que venimos postergando la aceptación plena del pase a cuarteles de invierno. Eso termina siendo una frustración, cuando no se puede hacer lo que se hacía antes con cierta facilidad. No hay que desconocer el paso de los años y más se demora en aceptarlo, más complicado será el paso normal, el de los tiempos reales. Ya no tenemos 20 años, ni 40, ni 60, ni 80…
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Mirando atrás en los años transcurridos, son muchas las cosas que hemos ido haciendo. Ni muy bien, ni muy mal. Solo aceptablemente y con la perseverancia que es virtud callejera, tal vez la única. Hemos tenido tareas que han terminado abruptamente, como si nos persiguiera algún signo adverso. Como siempre hay algo para hacer, se ha podido seguir la marcha.
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El refugio que significó el diario, nos dio posibilidades de disimular el ingreso a la clase pasiva. Durante años nos “engañamos”, pensando que todo era posible. Hasta que empezaron los problemas de movilidad; la bicicleta ya no podía ayudarnos y los acontecimientos quedan lejos.
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La memoria ayuda… Allí se encuentra gente que ayudó en los comienzos de la llegada a Bragado: Marcarelli, Monachesi, Sacchi, Ideler Córdoba… Fue el tiempo de descargar el ropero, lleno de esperanzas y por eso pesaba tanto. Eran los tiempos jóvenes, cuando las aventuras parecían cosas fáciles de resolver.
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Después llegaron los compañeros de trabajo de un lugar que se convirtió en tapera, es decir, un espacio para acumular recuerdos que tiran hacia atrás cuando se busca un retazo de ilusión. Ya llegará el momento de aportar imágenes de Control Mecha. De aquellos tiempos son otros buenos amigos, siempre tratando de sumar esfuerzos: Luis Novillo, Hernán Corral, Danilo Holgado, Jorge Aristi… Fue una época de subir al techo de los vagones cargados de cereal.
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La jubilación llegó hace largos años, pero se disimuló en medio de “siempre hay algo que puede hacerse”, para no sentir que nos esperaba un banco en la plaza. Siempre, desde la década del 60, estuvo el diario que aún está allí, esperando algo de lo que ya no podemos dar. Elaborar esa cuestión es la que nos ha llevado tiempo.
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Hoy finalmente hemos llegado a la conclusión: Hay que asumir la JUBILACIÓN y arrimar solo algunas brasitas a la tarea de todos los días; a la distancia o estando lo más cerca posible de la tinta. Sin exageraciones. Sabiendo que lo que no se hizo antes, ya no se puede ahora. Hay tiempo para el repaso y también para ensayar algún balance, con la esperanza que no arroje saldo negativo.