Qué dice la calle… Viernes 09 de Septiembre
La frase de hoy: “¿Nuestra casa está en orden o hace falta reflexionar sobre eso?”
La desaparición física de Magdalena Ruiz Guiñazú ha servido para actualizar el ejercicio del periodismo dentro de los carriles de la normalidad, sin entrar en el agravio, ni dejar de expresar opiniones o críticas. Ella se animó a eso en tiempos de turbulencia política y, por eso, se ganó el respeto de todos. Es decir, se puede ser justos e imparciales.
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Cuando se habla de “incitar al odio”, no hay que dejar de recordar otros tiempos. Han transcurrido 70 años de la muerte física de Evita y desde aquella época se recuerdan señales del amor y de la intolerancia, pudiendo compartir las calles de Buenos Aires.
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En 1955 los militares, con apoyo civil, destituyeron al gobierno elegido en las urnas y dispusieron fusilar a un puñado de defensores del orden constitucional. Los fusilamientos han sido noticia.
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La historia habla de “otros fusilamientos” como los de Santiago de Liniers o Manuel Dorrego, con intervención oficial de los gobiernos respectivos. En el caso de Dorrego, por orden de Lavalle. Los hubo por la intolerancia social, como el caso de Facundo Quiroga asesinado en Córdoba.
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En la actualidad, se sostiene que “sin Justicia no habrá Constitución”, pese a lo cual no todos los referentes de la política lo aceptan. Hay tiempo para defenderse de las acusaciones. Se trata de no anticipar la veneración de figuras que son seres humanos y pueden haber cometido faltas.
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La Calle está diciendo que la violencia no es novedad en esta tierra que parece no olvidar del todo esa forma de imponer condiciones. “Si tienes razón no grites”.
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La oposición no encuentra canales para el acuerdo. No son un buen ejemplo de generosidad, piensan en su propia postulación, más que ofrecer alguna seguridad respecto al futuro inmediato.
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Es frecuente que los analistas evoquen los años 70 por sus picos de enfrentamientos. Fue un duelo para saber de qué sector estaba el mayor odio, que se traducía en muertes de ambos lados del mostrador.
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La triple A desde el gobierno y los grupos guerrilleros, competían en los niveles de mayor daño. Fue el tiempo de las muertes del Padre Mugica, de los sindicalistas Vandor y José Rucci, del juicio y fusilamiento de Pedro Aramburu, en Timote.
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Está bien que se eleven oraciones por la PAZ SOCIAL, por recuperar la capacidad de escuchar y, sin renegar de las ideas, se pueda hablar con los que no piensan igual.
