Se cumple un año de la canonización de Mama Antula: celebraciones y un camino para recorrer su legado
-Habrá misas en homenaje, con epicentro en la Santa Casa de Ejercicios Espirituales de la Ciudad de Buenos Aires
Este 11 de febrero se cumple un año de la canonización de María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mama Antula, primera santa argentina. La ceremonia se llevó a cabo en el Vaticano y fue encabezada por el papa Francisco. Fue a las 5.45 de Argentina (9.45 en el Vaticano) cuando, doce meses atrás, Jorge Bergoglio leyó en latín la elevación a los altares de “Beatam Mariam Antoniam a Sancto Ioseph de Paz y Figueroa”, frente a cientos de peregrinos argentinos que viajaron especialmente para estar presentes en la Basílica de San Pedro.
En este marco, la llamada comunidad antulana, celebra esta fecha en cada localidad donde hay seguidores de la santa, con actividades y encuentros religiosos. En la Ciudad de Buenos Aires, habrá una misa en la Santa Casa, en el barrio de San Telmo, donde vivió María Antonia y realizó sus ejercicios espirituales hasta el fin de sus días. La cita es a las 18.30, en la calle Salta 870.
“Querida comunidad antulana: hoy es un día muy especial para nosotros. ¡Se cumple el primer aniversario de la Canonización de nuestra querida Mama Antula! Ella intercede ante Dios por nuestras necesidades y es modelo de virtudes. Busquemos cada día imitar su amor a Dios y al prójimo. Y seamos misioneros peregrinos de la Esperanza. Santa Mama Antula compañera del camino acrecienta nuestras virtudes”, indicó la congregación en la invitación.
-¿Quién fue Mama Antula?
Mama Antula nació el 13 de junio de 1730 en Villa Silípica, Santiago del Estero, en lo que era el territorio del Virreinato del Perú. Vistió el hábito jesuita desde los 15 años, en 1745. Como Beata de la Compañía de Jesús dedicó su vida a la evangelización de los pueblos originarios santiagueños y de otras provincias, enseñándoles la Palabra de Dios, a leer y a escribir, y a perfeccionar técnicas de ganadería y agricultura.
Luego de la expulsión de los Jesuitas en 1767, María Antonia maduró la intención de continuar el apostolado de los Ejercicios Espirituales. Fue entonces cuando empezó su misión en salida y eligió su nombre de Iglesia: María Antonia de San José.
En 1779, después de un viaje de 1.400 kilómetros, regresó a Buenos Aires para obtener el permiso de organizar los Cursos de Ejercicios. Esperó cerca de un año para conseguirlo, pero le fue negado principalmente por el Virrey, que sentía aversión por todo lo relacionado con la Compañía de Jesús. Recién al año siguiente, en 1780, comenzaron los retiros en Buenos Aires con increíble éxito. En cuatro años, más de 15.000 personas se sumaron a su convocatoria espiritual.
El deseo misionero la llevó a Uruguay, a las ciudades de Colonia y Montevideo, donde permaneció tres años. De vuelta en Buenos Aires, inició la construcción de lo que hoy es uno de los edificios más antiguos de Buenos Aires, la Santa Casa de Ejercicios Espirituales de la calle Salta, a metros de Avenida 9 de Julio.
Tras una vida dedicada a la educación, la escritura – hay decenas de cartas con allegados y amigos que aventuran los inicios del género epistolar – y a dar testimonio de fe en Dios, con un correlato de coherencia en sus acciones, María Antonia murió el 7 de marzo de 1799 a los 69 años. Sus restos se encuentran en la Basílica Nuestra Señora de la Piedad, ubicada en la calle Bartolomé Mitre 1523, a una cuadra del Congreso de la Nación, en la Ciudad de Buenos Aires.
-Los caminos de Mama Antula
Mama Antula jerarquizó el perfil turístico de varios de los sitios incluidos en su derrotero, destinos que se posicionan por estos días como espacios de culto para peregrinos y devotos de todo el país.
María Antonia recorrió a pie casi 5.000 kilómetros por el Virreinato del Perú, a lo largo de los territorios de las actuales provincias de Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y Córdoba y, cuando Buenos Aires pasó a ser el centro del virreinato del Río de la Plata, se instaló en las costas porteñas, donde siguió con los ejercicios espirituales.
Para honrar su legado, se puede trazar un recorrido sobre su andar evangelizador, que atravesó geografías complejas y tiempos históricos convulsionados:
- Jujuy alberga reliquias que contienen una parte ósea de la santa en la Catedral del Santísimo Salvador, de la ciudad de San Salvador.
- En Salta, en un hecho inusual en la historia de las peregrinaciones, su catedral recibió restos óseos dentro de una urna que recorrió junto a 12.000 fieles los 275 kilómetros que conectan el corazón del Salar Centenario con la catedral.
- Tucumán también conserva en la Parroquia Nuestra Señora de las Gracias un fragmento de hueso de la santa, donado hace unos siete años por Santiago del Estero.
- En Villa Silípica, en Santiago del Estero, la ciudad de nacimiento de Antula, se erige una capilla dedicada a María Antonia, que cuenta con una escultura y un pedazo de hueso de la santa donado por la Santa Casa que ella fundó en Buenos Aires.
- En Catamarca, en la Cuesta del Portezuelo, sobre la ladera occidental de la Sierra de Ancasti, Antula y sus peregrinos debieron enfrentar un puma en su andar. Cuenta la leyenda que María Antonia lo enfrentó y con plegarias, logró que el animal se replegara.
- En la Ciudad de Buenos Aires, hay dos lugares clave que formaron parte del derrotero de Mama Antula: la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, y la Basílica Nuestra Señora de la Piedad, donde está el Sepulcro Histórico con sus restos.
- En la provincia de Buenos Aires, la ciudad de Navarro entrelaza la fe con paisajes rurales. Esta localidad invita a descubrir una belleza particular que mixtura espiritualidad, historia y paisaje rural. Allí, una escultura de madera rinde homenaje a Mama Antula.
- Es posible, además, encontrar imágenes, retablos y capillas dedicadas a María Antonia en Córdoba, en la Parroquia San Cayetano, en Río Cuarto, y la Basílica La Consolata, en Sampacho; en Santa Fe, en el Santuario Nuestra Señora de los Milagros y en la catedral.
-Los milagros de María Antonia de San José.
Para llegar a la canonización de Mama Antula, la Iglesia comprobó dos milagros realizados por intercesión de María Antonia de San José de Paz y Figueroa.
- Según repasa Agencia Informativa Católica Argentina (AICA), el primero de ellos se produjo en 1904, cuando una de las hermanas Hijas del Divino Salvador, Rosa Vanina, fue curada de una colecistitis aguda con shock séptico -enfermedad potencialmente mortal aún hoy- sin que la ciencia pudiera explicarlo cuando las beatas rezaron por su restablecimiento con reliquias de la santa. El 2 de julio de 2010 el Dicasterio de las Causas de los Santos, a través de la autorización de Benedicto XVI, reconoció “las virtudes cristianas en grado heroico” de María Antonia de Paz y Figueroa, paso necesario para la beatificación. Y el 4 de marzo de 2016, Francisco hizo lo propio para reconocer el milagro de la sanación por intercesión de Mama Antula y declararla Beata.
- El segundo de los milagros fue la curación de Claudio Perusini, un santafesino que había sido alumno de Jorge Bergoglio y en 2017 sufrió un accidente cerebrovascular que lo dejó en estado vegetativo. Los estudios señalaron que le produjo un ictus isquémico con infarto hemorrágico, coma profundo y shock séptico con fallo multiorgánico. Una tomografía indicó, además, un infarto extenso del tronco encefálico. Para los médicos no había cura posible. Hasta que un amigo suyo, jesuita, llevó una estampita de Mama Antula al hospital Cullen, donde se encontraba, y le rezó pidiendo un milagro. El cuadro de Perusini se revirtió totalmente. En octubre de 2023 Francisco aprobó un milagro atribuido en la sanación de Perusini, quien se recuperó gracias a la intercesión de la laica consagrada. Perusini, que estuvo en la Basílica de San Pedro en la ceremonia de canonización, se recuperó sin explicación médica, según la junta de profesionales del Vaticano.
Fuente: (DIB) ACR