Se realizó la Mesa Debate en el Teatro Constantino

En el marco de la Semana de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, organizado por la Dirección de Cultura y la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia.

El martes por la noche se realizó un debate entre diferentes disertantes: la Psiquiatra María Burga; la Psicóloga y educadora Mariel Vecchiarto; la Lic. en Psicología Tatiana Cicala; la abogada Verónica Piñero; la docente, feminista y Comunicadora Social Ana Ibáñez y Nancy Bustamante, psicóloga y se desempeña en Desarrollo Social. Moderó Adriana Ferrari.
-Las profesionales realizaron una mesa debate en la Sala Mayor del Teatro, cada una desarrolló la problemática de las violencias, desde su profesión y entorno social-cultural.

María Burga indicó: “hablar de violencia es muy difícil, es un tema muy sensible, y cuando hablamos de violencia de género, aún más, entonces vamos a pensar la forma de bajar la intensidad de esa violencia que se está viviendo día a día. En el Servicio de Salud Mental trabajamos con las víctimas de violencia, llegan oficios vinculados con denuncias por violencia de género, oficios del Juzgado de Paz, Comisaria de la Mujer y también provienen del Área de Diversidad y Género, son oficios que nos llegan y nosotros tenemos que dar tratamiento, allí nos encontramos con un denominador común: la mujer con síntomas como trastorno de ansiedad, dificultad para expresar sus sentimientos, vergüenza, culpa, dificultad para dormir, estrés post-traumático, y se trata de ver en primer lugar el reconocimiento y deseo de querer de esa situación tan difícil que es estar atrapada en un vínculo muy complejo”.
Además, se refirió puntalmente al “ciclo de violencia en la mujer”: “en este ciclo, lo escribe una psicóloga, habla de esas relaciones que empiezan bien y aparecen situaciones de tensión en el vínculo y, empiezan los desencuentros, discusiones, cuestiones patriarcales, el deber de la mujer, y cada vez con más enojo donde esa fase de tensión explota y aparece la agresión física, psicología y sexual, y luego de esa fase aparece el arrepentimiento del hombre donde dice que ‘todo va a cambiar’, y la mujer piensa que sí, hay falsas esperanzas, y por supuesto perdona, y el ciclo se vuelve a repetir, es un espiral donde las fases se acortan, y las discusiones y agresiones con más complejas, y lo único que queda es la fase de agresión, en el momento en el que algunas piden ayuda y otras no. ¿Cómo se frena todo esto, donde uno puede intervenir?: en la primera fase, donde la tensión empieza a crecer, depende mucho de la cabeza de cada uno, qué tipo de mujer, ‘con un yo débil’, personas que les cuesta afrontar situaciones. Lo que mejor podemos hacer es la prevención”.

Desde el ámbito educacional, Mariel Vecchiarto, explicó: “Nosotras trabajando en la prevención y promoción de vínculos saludables. En el marco de la Educación Sexual Integral, desde los docentes revisamos los juegos desde el jardín de infantes, desnaturalizando estereotipos, revisión los roles a través de los cuentos en primera infancia, realizar todo en perspectiva de género. Pensamos en cómo se construyen vínculos sanos, pudiendo reconocer las emociones y generar herramientas para que los niños pongan en palabras sus sentimientos y situaciones”.
-Tatiana Cicala continuó “Mi mayor desarrollo es en la psicología perinatal: que va desde la concepción, gestación, parto y maternidad y criar los primeros años de vida del bebé, lo que más escucho en los ámbitos en los que me desempeño es sobre violencia obstétrica, es una de las tantas violencias de género que hay. La única condición o perfil psicológico que hay para que una mujer sea víctima de violencia es ser mujer. La violencia obstétrica es la violencia ejercida por personal de salud hacia la mujer, en el momento más vulnerable, son comentarios, acciones que se desenvuelven en el cuerpo de la mujer sobre su proceso biológico reproductivo. Es importante trabajar el valor que tiene ser mujer desde los derechos y potencialidad que tenemos”.
-La Abogada Verónica Piñero habló desde el ámbito jurídico: “En mi trabajo recibo y observo violencia económica y matrimonial, al estudio llegan mujeres con una cuota alimentaria o que sufran violencia física y se encuentran desamparadaS económicamente; no tienen a donde ir, están con sus hijos, el violento no pasa la cuota, entonces desde mi lugar, trato de asesorar, buscar lugares donde las mujeres puedan acudir, pero me preocupa en el caso de la violencia física; se toma una medida, se excluye al violento y no hay un tratamiento a esa persona, con lo cual no se termina nunca el ciclo de violencias. Cuando va a hacer una denuncia, hay una rectificación, y debemos acompañarlas en ese camino”.
-Nancy Bustamante agregó “Esta estructura que tenemos del patriarcado afecta principalmente a las mujeres, pero también afecta a las infancias, y ahora se llaman Áreas de Géneros y Diversidad porque es mucha más amplia esa mirada. Las violencias de género domesticas también afectan a los hijos e hijas que viven en la casa, porque no es lo mismo el lugar que tiene la madre que el lugar que tiene el padre. También, quisiera que se ampliara el lugar de las violencias; la mayoría de los casos son domésticos, pero también influye otros tipos y modalidades donde se dan esas violencias; tenemos que ampliar el lente porque hay muchos tipos de violencias y se dan en muchos lugares: acoso callejero, violencia simbólica, psicológica, violencia obstétrica, doméstica, violencias políticas”.

-Ana Ibáñez finalizó “quisiera rescatar lo positivo, porque empezamos a hablar sobre cómo cambiamos esto y qué solución le damos, pero es importante pensar que hemos avanzado un montón, porque ahora podemos encontrarnos a hablar, expresarnos, ocupar roles, salir a la calle y protestar, pedir nuestra identidad, ir a la justicia a denunciar, nos podemos divorciar, celebro las victorias. La salida entre nosotras, esta red es para lograr avanzar en lo que podemos avanzar y para ir a romper lo que haya que romper, reclamemos lo que hay que reclamar entre todas, somos muchas y todas reclamamos. Debemos encontrar en la otra una hermana, una compañera para sentirnos apoyadas y para eso tenemos que dejar de competir, porque este patriarcado nos ha enseñado a estar separadas, somos las responsables de criar a las nuevas generaciones y seguimos teniendo los mismos patrones. Dejemos de competir desde el lugar del egoísmo, mirar a la compañera con una mirada amorosa, empezar a mirarnos con ojos amorosos y criar con ojos amorosos y generar esos lazos en las infancias”.

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