Tres días y la política no aparece para salvar a la democracia

Por el Lic. Horacio García

Como pocas veces en la historia de nuestro país y por ende de nuestra ciudad, quedando solo tres días de campaña, pero el espíritu electoral se ha visto tan licuado, tan devastado y con un sentimiento de resignación que pareciera estar conquistando a cada uno de los vecinos. Es doloroso, hasta trágico que, cuando nos encontramos conmemorando 40 años de democracia, la política haya decidido como estrategia electoral, esconderse. A cinco días de estar eligiendo a los representantes que nos gobernarán por los próximos cuatro años, hasta resulta oportuno detenernos a pensar si alguien se tomará el tiempo de hoy, leer un artículo de análisis político.

LA SÍNTESIS Y ANTITESIS DE LA DEMOCRACIA

Cuarenta años trascurrieron de aquel momento donde los argentinos recuperamos nuestras libertades políticas. Atrás quedaban los años más oscuros y en ese escenario, un tal Raúl Alfonsín nos emocionaba con su oratoria y nos permitía soñar con la democracia, aquella forma de gobierno que nos permitía elegir y ser elegidos. La efervescencia cívica de esos años, los debates en cada hogar, la posibilidad de soñar con la política como herramienta de transformación de la realidad, sueños que parecían vívidos y que sin embargo hoy parecen tan lejos de la realidad que atravesamos en nuestra vida diaria.
Suele culparse a los dirigentes políticos por el desencanto de la sociedad, pero cerrar el análisis en que son ellos los actuales culpables de la desazón que existe hacia todo lo político es responsabilidad de la dirigencia es simplificar mucho el análisis. Todas las democracias en el mundo, se encuentran atravesando crisis sistémicas de representatividad y creer que la “grieta” es solo de Argentina, es no entender lo que pasa en democracias arraigadas como la norteamericana, la británica, o la francesa, o cualquiera que coloque en esta lista.
La democracia y el concepto de representación están en crisis producto de la trasformación que el mundo ha tenido en los procesos materiales de construcción social. Pasamos de proyectos colectivos como vía de salvación, a un individualismo salvaje donde el sálvese quien pueda es el reflejo de lo sembrado por el neoliberalismo de posguerra fría. En esa lógica individual es fácil no encontrar un colectivo que nos contenga, por ende es fácil también solo responsabilizar a quienes lideran esos colectivos por no ser incluidos y de esto hablaremos más adelante.

PENSANDO EL ESCENARIO LOCAL

Este Domingo se nos presentan tres opciones en el orden local. Por un lado, Vicente Gatica que busca alcanzar su tercer mandato por el frente Juntos por el Cambio. Frente a él un desafío muy grande, volver a ilusionar a los votantes. Con ya ocho años de gestión y el propio desgaste de la misma, Vicente afronta la necesidad de convencer que es la persona indicada para gobernar los cuatro duros años que nos esperan y de ser capaz de realizar los cambios necesarios en esa línea.
En esa línea hemos visto a uno de sus hombres de confianza, Alexis Camús, advertir de los duros tiempos que se avecinan, o dicho de otra manera, no esperemos grandes cambios ni para Bragado, la provincia o el país, hablamos de cuatro años austeros. Al mismo tiempo el concejal oficialista nos prometía que el actual mandatario realizaría cambios en su gabinete y que se necesitarían funcionarios abocados a pleno para hacer frente al desafío. La duda que se presenta en este contexto es de dónde sacar esos funcionarios en una sociedad desmovilizada por lo público.
Frente a él dos alternativas. Quizás la más consolidada, por estructura y experiencia electoral sea la del candidato de la alianza Unión por la Patria, Sergio Barenghi. El empresario que busca revancha por la frustrada elección del 2019, donde quedó en la puerta del palacio de la calle Alsina, se ve mucho más cerca. Sin embargo, y a pesar de haber sido el candidato más votado, del frente más votado en el orden local en las PASO del mes de agosto, afronta un desafío importante, unir a la tropa propia y de sus aliados en un proyecto común. Ya no se trata solo de vender los proyectos de ciudad preparados por sus equipos técnicos, ni de generar un espíritu esperanzador que le permita a los votantes enamorarse de una propuesta, se trata de conseguir la unidad. Si hay algo que pesa en la historia democrática en el peronismo local desde el retorno a la democracia en las elecciones generales, no es la posibilidad de ampliar la base de votantes, sino la de conservar la propia.
Finalmente, Gustavo Arabia de La Libertad Avanza, busca presentarse como una propuesta nueva, fresca y disruptiva. Sin embargo, la falta de estructuras en el andamiaje político local lleva a replantearnos cuántas de las reformas que promete podrán ser aprobadas por el Concejo Deliberante en un marco donde no hay un solo concejal de su espacio desde el cual hacer una base para construir mayorías. Por otra parte, la propuesta que presenta su fuerza, de un estado mínimo a nivel nacional, ya se conoce en la historia de nuestro país, durante la década de los 90´ como neoliberalismo. Lo cierto es que de ese momento histórico de nuestra nación, aprendimos que, cuando el estado nacional se achica, los municipios crecen, pues son estos los que deben dar las respuestas a las problemáticas de los vecinos que fueron abandonados por la Nación. Eso nos lleva a pensar que a Gustavo Arabia le resultará difícil, achicar el gobierno local como prometió.

LA SUPERACIÓN EN DEMOCRACIA

Retomando las líneas vertidas arriba, solo quedan tres días de campaña y en la calle lo que menos se ve es un espíritu eleccionario. De hecho, las PASO se vivieron con un mayor color, podían escucharse los parlantes reproduciendo los jingles de campaña, se observaban boletas de los candidatos en todas las puertas de Bragado, se observaban mesas y locales abiertos con movilización, eso no se ve en esta campaña. Para muestra basta un botón, hoy 17 de Octubre, no hay un acto oficial por parte del peronismo, una oportunidad de poder mostrarse unidos a días de la votación.
Robert Dhalt, politólogo norteamericano, nos dejó un catálogo de los puntos necesarios sobre los cuales vive una democracia. A los conocidos por todos, como la posibilidad de elegir y ser elegido, acceso a la información, posibilidad de opinar libremente y de asociarse, quizás el más importante es el del rol del ciudadano. Ese rol demanda un compromiso de cada uno de nosotros, el de participar, debatir y comprometerse en la cosa pública, lo cual no implica necesariamente participar de un partido, pero sí de la cosa pública del debate político que toda la comunidad debe realizar sobre las definiciones claves.
Sin embargo, en un momento donde todos buscamos correr con el único propósito de salvarnos cada día, pensar en lo común en lo que nos hace a todos partes de una sociedad, se vuelve difícil. Aun así, si entendemos que no son las personas, sino los procesos, si comprendemos que no existen salvadores, ni un sálvese quien pueda, sino un rememos entre todos para salvarnos como sociedad, los cuatro próximos años se nos presentan muy oscuros para nuestra democracia. Asumir nuestra parte de responsabilidad, hacer docencia cívica sobre la participación, e involucrarnos es la respuesta. Es con más política, con un compromiso de participar y no quedarnos a ver pasar la historia, es que salvamos a nuestra democracia. Detenernos un rato y pensar eso antes de ingresar al cuarto oscuro, será nuestra mejor forma de honrar a todos los que se jugaron la vida en nuestra hoy, adulta democracia.

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