Un acuerdo saludable y oxigenante
-Por Marcelo Elías
El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), más allá de poder disentir sobre sus alcances y efectos, es ineludible e indispensable para tener la posibilidad de pensar una política económica.
El acuerdo político legislativo que hizo posible su aprobación, reivindica el trabajo del Congreso Nacional y sin dudas oxigena el sistema político y deja algunas líneas para el análisis.
La primera tiene que ver con la composición del Frente de Todos: La ruptura parlamentaria es un tema de tamaña envergadura que supera la categoría de la diversidad enriquecedora y explica, en buena medida, la demora en firmar el acuerdo. Esto nos costó dos años, donde se desperdiciaron coyunturas donde estábamos mejor posicionados en la negociación, y lo pagamos con pérdida de reservas, inflación y más endeudamiento.
Otro hecho que surge claro es que Juntos por el Cambio, puede administrar sus diferencias y actuar con absoluta responsabilidad, poniendo por delante los intereses del país. Para graficarlo claramente, no puedo evitar la tentación de citar al General Perón: “Primero la Patria, después el movimiento y luego los hombres”.
-Volviendo al oficialismo, es la primera vez, en dos años, que el Presidente deja de ser un funcionario que no funciona…, asume su responsabilidad y actúa en consecuencia. Se guarda los insultos, las declaraciones tribuneras para satisfacer a los que hoy no lo acompañan en una difícil y conversa civilizadamente, reconoce que el crédito del 2018 es del país, no de un gobierno y firma una renegociación que difiere los pagos más allá de su mandato.
Esto no significa que “lo va a pagar” el próximo gobierno, sino que deberá afrontar el desafío de gestionarlo. Para destacar, este acuerdo, quizás el más importante de los últimos años, deja al descubierto que la grieta es cavada día a día, palada sobre palada por el kirchnerismo, que suele arrastrar a todo el peronismo.
Está claro que, convocado a conversar y acordar, aun asumiendo costos, Juntos por el Cambio, con sus halcones y palomas, no conforma la otra orilla de la grieta.
Quizás deberíamos cambiar la metáfora. Puede que el Kirchnerismo sea fruto del cambio climático que, entre otros fenómenos, genera incendios como los que soportaron recientemente los hermanos correntinos. Recordemos dos hechos cargados de valor simbólico para sostener lo dicho: La ausencia injustificada de Cristina Kirchner en el traspaso del mando 2015 y la presencia de Mauricio Macri cuando le tocó entregarle la banda a Alberto Fernández en 2019.
Agreguemos la actitud legislativa de absoluta confrontación en el periodo 2015-2019 y la caracterización de dictadura al gobierno de Macri, que contrastan con lo sucedido ayer en el Parlamento y nos muestran que no hay grieta en los términos que suelen plantear los analistas políticos y los buscadores de la avenida del medio.
Ahora es el momento de, finalmente, poner en marcha un verdadero plan económico, dejar de lado el “vamos viendo” y planificar una política, aunque más no sea de mediano plazo. Dependerá de la actitud del Presidente: Si sigue atrapado en la telaraña de la interna y la confrontación con la oposición, o que celebre acuerdos políticos parlamentarios que contribuyan al futuro de nuestro país.
En términos políticos debería tomar nota de un contraste que le puede indicar un camino mejor para transitar, el silencio “progresista” de Cristina y la actitud positiva de Mauricio Macri que felicitó a todos los bloques que votaron la autorización para el endeudamiento.