Un pedacito de campo en la ciudad

La casa de la familia Medrano transmite argentinidad

Por Adriana Ferrari

Raúl “el Pato” Medrano vivió en el campo desde que nació. Allí aprendió a cuidar la tierra, sembrar y cosechar; a trabajar con el ganado vacuno, las aves de corral y los caballos. No es un terrateniente, tiene una chacra y en ella ha volcado el conocimiento adquirido a lo largo de los años. Le encanta lo rural, lo lleva en la sangre, por eso fundó un Centro Tradicionalista y en cada oportunidad que se presenta para celebrar lo nuestro, luce sus mejores prendas de gaucho y desfila orgulloso en un caballo tan cuidado como sus ropas camperas. Hace un tiempo largo que vive en el pueblo, pero allí, junto a su esposa Mirta, han construido un pedacito de campo en pleno bullicio de ciudad. La casa que está en la calle General Paz, casi en la esquina de Entre Ríos, llama la atención, porque es distinta de todas las demás. En la vereda, llena de malvones colorados, han colocados dos sulkis, bien cuidados y pintados. Uno de ellos tiene la leyenda “La herencia”, porque le ha pertenecido a su padre y no se vende ni por todo el oro del mundo, nos dice el Pato. Y eso que le han ofrecido mucha plata! Pero no, no se toca lo que afectivamente vale tanto, un mensaje que él y su mujer transmiten a sus 3 hijos. Y el otro sulky tampoco está en venta, porque son como monumentos que exhiben con orgullo, un homenaje continuo a un tiempo pasado, pero vigente para ellos. Y si miramos un poco más, aparecen los detalles de la casa pintada de rosa, tal como la más importante del país: en la puerta de acceso tiene moldeado en hierro el nombre “La Estancia”, apoyadas sobre las rejas dos grandes ruedas de carruajes, casas de hornero ubicadas en algún saliente, caparazones de peludos y una imagen del Gauchito Gil. Como en una película, la vista mezcla planos puntuales con los generales y entonces se vuelve a la vereda, a un mástil alto, en el que ondea permanentemente la bandera argentina, como subrayando la nacionalidad de la escena. Igual que el mate de hueso que talló con sus manos y que comparte con Mirta en esta foto, los dos elegantes, para un retrato que busca mostrar las sorpresas que puede ofrecernos la ciudad en la que vivimos. Puede parecer un museo y quizás por eso más de uno se detiene a sacarle una foto, pero es una casa, como lo indica la camioneta de fletero, el otro oficio del Pato. Ese vehículo está casi siempre en el frente, pa’ lo que gusten llamar. Así de servicial es la gente con raíces de campo, como este matrimonio amable que colabora para una sesión de fotos con una señora curiosa que quiere participar de un concurso. Y que se lleva una historia para compartir con ustedes. Vaya que hay cosas lindas para contar de este pueblo!

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