Diego Padder referente de los canillitas Bragado
– Lucha cada día por ganar su dinero a pesar de su problema de salud.
– Le pueden pasar las cosas más extraña, pero siempre está la solidaridad bragadense a la que siempre agradece
El 7 de noviembre es el día de los trabajadores vendedores de diario, los denominados “canillitas”. La historia del por qué se les apoda «Canillitas» es muy particular y se remonta al 4 de enero de 1904, día en que se estrenó una obra de teatro, interpretada por la compañía de Gerónimo Podestá y escrita por el notable dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez, la cual se titula «El sainete» aunque en algunos documentos aparece como «Sainete en un acto», y ustedes se preguntarán que tiene que ver con la palabra Canillita y con la fecha 7 de noviembre…
Pues bien, el personaje principal de la obra es un joven de 15 años vendedor de diarios, de orígen humilde, el cual tiene un pantalón que le fue quedando más bien corto con el correr de los años, y es así que se le pueden ver perfectamente las pantorrillas y por ende las «canillas», por lo cual apodan a este niño «canillita», de ahí surge llamarlos así a los vendedores de diario.
Ahora bien si hablamos de los canillitas locales contamos con muchos históricos, algunos ya no nos acompañan, pero si queremos buscar un ejemplo de éste debemos ir hasta la esquina de Brandsen y Rivadavia donde Diego Padder está cada día voceando los titulares. Tan emblemático es, que hasta cuenta en su puesto con un mural que lo ilustra realizado por el mismo Felipe Amado. “La Voz” lo buscó en este día para entrevistarlo.
Diego Padder se refirió a su profesión diciendo “Es como una vocación, a mí me gusta porque hablas con la gente y estás en la calle. A mí me gusta estar así. Día a día hablo con la gente un montón, me aprecian y siempre me da una mano. Me ayudan con los diarios, algunos ni los leen, pero me compran igual y estoy agradecido”.
Diego nos contó también que; “Ahora que vivo más lejos, vino una chica que creo que es de relaciones públicas de ELPRA, justo un día que estaba medio bajoneado y me dice que van a donar un monopatín y lo van a rifar, mil números a 400 pesos. No sólo yo voy a vender, sino también Bragado Club y el Aero Club y con lo que vendan, me van a dar una motito para discapacitados, esas eléctricas. Ya voy a poder irme a mi casa, porque ahora gasto en nafta. Me viene a buscar mi yerno y son mil pesos todos los días. Con eso, ya no voy a gastar. Consultado sobre este sorteo y la fecha, Diego explicó “la idea era tratar de venderlas lo más rápido posible, para darme a mí la motito. Es más, me sacaron una foto, la trajeron acá y creo que van a hacer un tipo de pancartas para poner, para que vea la gente. Estoy agradecido y ya hay personas que vinieron a traer plata sin que le de los números. El 312 lo pidió un señor, así que ya vendí un número sin tenerlo”.
Diego es un agradecido para con Bragado, al respecto dice “La verdad que me ayudan un montón. Hace casi 8 años que trabajo de esto, hablando con la gente, andar en la calle en la bicicleta, aunque ya me caí como dos o tres veces y no tiene frenos. Pero bueno eso va a cambiar, de hecho ya me senté y es recómoda. Eso es lo lindo de esto, así como me pasan cosas malas, también están las buenas”.
Diego es un luchador nato y muy ingenioso para buscar su ingreso diario y sobre eso nos dijo: “¿Ves esa banderita? Como los domingos no tengo más diarios, me puse a vender banderitas y bueno sin querer perdí $4.000 de los $6.000 que vendí. Por mi brazo, yo no veo la riñonera y se ve que los saqué y los perdí. Por eso te digo a veces me pasan cosas y a veces ando medio dolorido, y al ponerme nervioso peor, me duele más el brazo”.
Continuó su relato diciendo “Mira todo lo que me pasó. Después fui a comprar con los $2000 a La Anónima, hice 10 pasos y perdí la mayonesa y me la llevaron. Pero un señor, que no sé cómo se llama, pero anda en una camioneta roja, me llamó a la media cuadra y me regaló la mayonesa él y quiero agradecerle. Quiero agradecerle a todo Bragado, porque me pasan cosas, pero Bragado siempre está ahí dando una mano.