A 27 años de la muerte de Tato Bores: cómo fue el histórico monólogo 2000

-El 11 de enero de 1996, a los 70 años, se apagó la vida del actor, humorista y monologuista argentino

El 11 de enero de 1996, se apagó la vida del actor y capocómico Tato Bores, el inventor del stand up antes de que esta variante del humor existiera. Con sus monólogos de humor político, Tato marcó una época y a 27 años de su muerte vale la pena recordar el que fuera su monólogo más histórico, el 2000.
Hijo de una familia judía de bajos recursos que vivía en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Borensztein fue el hermano del medio que no terminó la secundaria y que de inmediato conectó con el mundo del espectáculo. Comenzó a través de los oficios más rasos. Fue acomodador en el Teatro Nacional Cervantes y plomo -como se le llama al técnico que carga los instrumentos- en la orquesta de Luis Rolero y René Cóspito.

El look tan particular de Tato Bores también marcó una época, igual que los textos de sus programas (Foto: Archivo eltrece)

Su habilidad para contar chistes fue advertida a tiempo por dos personas que serían fundamentales para su vida: el guionista Julio Porter (el creador del mote “Tato”) y el cómico Pepe Iglesias, también conocido como “El Zorro”, que en 1945 lo contrató como su partenaire en Radio Splendid.
Tato Bores no solo se convirtió en una leyenda de la televisión argentina, sino que además, con sus monólogos, logró pasar a la eternidad. Porque… quién no dijo alguna vez: “¡Vermouth con papas fritas y good show!”. Con una prosa veloz y críticas mordaces, Tato conservó la vigencia y es recordado cada vez que la situación política nacional lo amerita. Desde su inicio en la televisión, en 1957, hasta su muerte, el 11 de enero de 1996, el humorista demostró ser un lúcido cronista de la realidad.
Ironizó sobre los vaivenes del dólar, sobre la incertidumbre económica y sobre los políticos erráticos. Temas que desde hace décadas conservan actualidad en la Argentina. Con un particular look, que incluía el frac, la peluca, el cigarro y los anteojos, sus monólogos eran la base y esencia de cada uno de sus programas.
Por su locuacidad y su forma de ironizar sobre la actualidad, Tato se transformó en patrimonio artístico nacional. Hace exactamente 27 años que murió, pero sus grandes momentos reaparecen periódicamente en la pantalla y en las redes sociales, demostrando que en la política y economía, la Argentina tropieza siempre con la misma piedra.
La historia del monólogo 2000 de Tato Bores
En 1990 tuvo origen el programa “Tato, en busca de la vereda del sol”, que duraría tan solo un año y se caracterizaría por comentar sobre el ámbito exclusivamente político de una manera sarcástica y con un toque de humor negro, característico de Tato Bores desde que emitió su primer ciclo con monólogos políticos en 1969, en Tato siempre en domingo, emitido por Canal 9.

A 27 años de su muerte, los monólogos de Tato Bores no pierden vigencia (Foto: Archivo eltrece)

Su monólogo 2000 se hizo popular en este programa y fue emitido el domingo 9 de septiembre de 1990 a las 21.30, donde explicó la situación política a lo largo de los últimos 30 años citando a personajes del ambiente político como el ex ministro Álvaro Alsogaray, José Alfredo Martínez de Hoz, Raúl Alfonsín, entre otros.
En ese texto, escrito por el guionista Santiago Varela, Tato hizo una recorrida por 30 años de la Argentina, desde 1960 hasta 1990. Como dijo el propio Bores antes de comenzar a correr sobre el texto: “30 años metiendo libretos debajo de esta peluca”. Es el menos coyuntural de sus monólogos semanales, pero es uno de los más recordados por su brillante explicación sobre la devaluación.
La jueza Barú Budu Budía
Sin duda, su carrera estuvo marcada cuando en 1992 vivió el episodio de censura previa planteado a partir de un reclamo de la jueza María Servini de Cubría. A pesar de que la referencia hacia la magistrada era minúscula, una de las salas de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal decidió el 11 de mayo prohibir por anticipado a su emisión el contenido de un fragmento de Tato de América.
Fiel a su estilo, Tato encontró la manera de sortear la situación y dejar plasmada su crítica satírica, cuando varios personajes del periodismo, espectáculo y medios se solidarizaron con él. Ese inolvidable domingo, un coro multitudinario cantó al unísono: “La jueza Barú Budu Budía es lo más grande que hay”.

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