Paso..
– Por Gonzalo Ciparelli
Intoxicado voy de tanto escuchar que algo van hacer los mismos que nunca hicieron nada. Los nuevos que nada harán.
¿En que momento, cronológicamente hablando, la política se convirtió en un negocio y en una pasión?
¿En qué momento, el pueblo pasó a ser el escalón más vulnerable y débil de la pirámide, si al fin y al cabo cuando estos últimos se mueven, los primeros caen en picada?
¿En qué momento el verdadero poder que contiene el pueblo, fue absorbido por ellos para manejarnos a su antojo?
El conocimiento es poder.
Sin embargo, muchas veces insisten en querernos imponer que el poder es conocimiento.
Y así anda el pueblo, creyendo ciegamente que quienes manejan el país, merecen el incuestionable respeto porque tienen poder.
¿Dónde irá a parar la política disfrazada de verdad y honestidad que en realidad no es más que una ventaja para el enriquecimiento de ellos y el empobrecimiento de nosotros?
A dónde llegará el marketing de campaña que en lugar de presentarse diariamente en distintos barrios y plazas proponiendo sus ideas con fundamentos y argumentos, crean una canción para intentar que votemos por el candidato cuyo tema de campaña se nos instala más en la cabeza.
¿Garantizan el gobierno de unos pocos para favorecer a la mayoría o son el gobierno de la mayoría para que salgan favorecidos unos pocos?
Lamento informarte José de San Martin, que todo empezó como un sueño, sin embargo ese sueño de libertad, justicia y soberanía permanente fue reemplazado por la avaricia de poder y corrupción. La historia lo refleja.
Lamento informarte también, que a pesar de que hoy se cumplan 173 años de tu deceso, una de tus tantas frases, nacidas de tus actos verdaderamente heroicos y patrióticos, hoy siga siendo imposible. «Os ruego que aprendáis a distinguir los que trabajan por vuestro bien, de los que meditan vuestras ruinas».
Una grieta enorme hay. Creada únicamente por quienes dicen querer lo mejor para el país.
Si ese sería el real y más sincero deseo, ¿porqué no trabajan todos en conjunto con respeto, con ideas y con acciones, sin banderas, sin ceguera, sin egos?
¿Quién está dispuesto a dejar el orgullo, la ambición y la pasión por la unión colectiva y así tirar todos para el mismo lado?
Nadie. ¡O sí! Los animales.
Pero estos tienen una gran diferencia con respecto a los seres humanos. Los animales no dejarían jamás que el más tonto (aquel que se ciega por una cuota de poder) guíe a la manada.