-Por Gonzalo Ciparelli

La amistad como bien sabemos es aquella que se logra entre nosotros y una persona por fuera de nuestra familia, pero solo si hablamos de sangre, porque un amigo no es más que una persona que coincide con nosotros en esta vida y obviamente todo lo que se deriva de la palabra coincidir. Es una persona especial que se interesa en saber qué proyectos y deseos tenemos en la vida, y qué sentimientos y emociones nos recorren y en nosotros crea la necesidad de saber también de sus proyectos y deseos, sentimientos y emociones, por lo tanto primeramente, la amistad es mutua. Uno tira, el otro empuja, creando así un equilibrio constante. Existen diferentes tipos de amigos y clara y verdaderamente son contados con los dedos de las manos. Está la amistad que se construye por primera vez y es aquella que compartimos en nuestra infancia, y por lo general, esta amistad perdura por toda la vida. Como bien sabemos, todos vamos creciendo y en ese crecimiento también vamos distanciándonos con esos amigos de la infancia, sin embargo algo muy importante a destacar, la distancia no es impedimento para que el sentimiento que uno siente por su amigo de la infancia disminuya.
Luego está aquel amigo con el que uno coincide en una etapa en la cual se presentan cambios constantes en nuestras vidas y nos vemos reflejados en él. Con este amigo vamos a compartir noches, y también días, porque es aquel que te hace entrar en razón y que absorbe tu esencia y con una simple mirada puede deducir tu estado de ánimo. Está de más mencionar, que también esto es mutuo. Este amigo puede coincidir con el amigo de la infancia. De cada uno puedo realizar una suma que no llega a 10, partiendo claramente de la sinceridad y honestidad.
La palabra amistad abarca en su concepto la suerte de uno haber encontrado y haber logrado con otro ser humano la coincidencia, el sentirse identificado, donde se entiende que la amistad no es frecuencia como bien menciona Borges en una de sus entrevistas, sino más bien es pertenencia. Cuando uno se siente parte, no hay tiempo que lo haga cambiar de sentimiento. La amistad es un principio, podemos tener cierta ilusión en creer que tenemos muchos amigos, sin embargo, la parte más inconsciente de nosotros sabe que esto no es así y con un simple pensamiento profundo podemos diferenciar a los amigos verdaderos, aquel por el que uno interrumpiría lo que esté realizando por interesarse en lo que desea expresar y/o necesita y nos sentimos orgullosos que transitemos por su mente en un momento especifico.
Y se debe entender, cuando el destino nos pone a prueba con un amigo y este nos decepciona, que es motivo suficiente para repensar si realmente es un amigo o una ilusión de amistad. El darse cuenta es sencillo: cuáles se interesan realmente por nuestros proyectos, deseos y trasmiten felicidad cuando nos ven crecer incluso en algo mínimo, y cuáles interactúan con nosotros solamente porque ellos obtienen cierto beneficio propio, transitando en su cabeza nuestra existencia solamente cuando necesitan algo ellos.
En la amistad por más que no se permanezca mucho tiempo con la persona amiga; se pertenece, y eso es lo que hace a la verdadera amistad. El saber que el otro siempre va a estar para nosotros y nosotros para esa persona.
El permanecer es tiempo, el pertenecer es sentimiento verdadero, sincero y honesto, que nace y no se fuerza; y claramente, importa este último.
La amistad, como toda forma de amor, no se fuerza, se da. Y encontrar personas con las cuáles somos nosotros mismos por el simple hecho de sentirnos libres y seguros, es algo que carece de precio y fortalece.
¡Feliz día de la amistad!

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