Carlitos Balá, el valor de las simples cosas

Tenía 97 años y ha sido bueno que demorara su partida. Es que el mundo necesita de cierta dosis de ingenuidad; de la inocencia; de la buena fe. Cosas sencillas que “necesitamos cada día más”, diría Alberto Cortez.

-Desde el día que subió al colectivo de la líneas 39, ya no bajó del aprecio de la gente y de la humildad de sus acciones, dentro y fuera del escenario. Ha sido bueno que en la puerta de la Legislatura donde se lo despidió, se estacionara un micro, como para viajar a la serena perpetuidad en el corazón de millones…
Cuando llegue al lugar que espera a la gente buena, tendrá que explicar que gusto tiene la sal. Y todos lo entenderán; también allí.

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