El enigma del estallido que hizo temblar a Don Torcuato y asustó a todo Buenos Aires

Sucedió en septiembre de 1973, a pocos días de las elecciones que consagrarían a la fórmula Perón-Perón. Testigos hablaron de un sacudón que movió edificios y destrozó vidrios. Todos miraron al cielo pero no vieron nada. ¿Atentado, ovni, meteorito? Nunca se supo.

Por Marcelo Metayer, de la Agencia DIB.

El 26 de septiembre de 2011 un estallido en Monte Grande destrozó dos casas, dejó un muerto y aún no tiene explicación, ya que se habla de un ovni, de un misil o de un meteorito. Pero no fue la única explosión en Argentina que quedó vinculada al misterio: en 1973, en plena época de hechos extraños, una terrible deflagración sacudió a gran parte del Conurbano y de la Capital Federal. Se presumió que el epicentro fue la zona de Don Torcuato, en Tigre, al norte del Gran Buenos Aires. Las hipótesis sobre el hecho no faltaron, como ocurriría en 2011: un polvorín del Ejército, un plato volador, un atentado, un avión que rompió la barrera del sonido. Nunca se supo con certeza qué ocurrió esa tarde, aunque la explosión quedó oculta entre los hechos de violencia terrorista que sacudían al país durante esos días oscuros.
Curiosamente, la explosión de 1973 también fue en septiembre. En este caso, el martes 18 a las 16.34. A diferencia de lo que ocurrió en 2011, aquí no hubo testigos que mencionaran efectos visibles ni quedaron escombros.
El país estaba pendiendo de un hilo por la situación política, ya que el domingo siguiente las elecciones consagrarían en el sillón de Rivadavia al matrimonio Perón-Perón. Los ánimos estaban caldeados y por ello en cuanto se apagaron los ecos del estallido lo primero en lo que se pensó fue en un atentado del ERP o de Montoneros.
De hecho, la tapa de Clarín del día siguiente es clara y uno de sus títulos principales afirma: “NUEVOS ATENTADOS CON BOMBAS EN LA CAPITAL Y EN EL INTERIOR”.

Desmentidas oficiales
Según la revista Gente del 4 de octubre de ese año, el Ejército Argentino negó que haya estallado un polvorín. “El Comando en Jefe del Ejército contestó que no, pero que el personal de Campo de Mayo había escuchado una explosión a la hora señalada. Agregó que el eco del estallido había sido particularmente intenso en el perímetro de la Escuela General Lemos, el barrio de suboficiales y la Compañía de Munición de Los Polvorines, y que también fue escuchado en el Batallón de Arsenales de Villa Martelli y en varios puestos militares cercanos a La Plata”, informó.
En la nota se recoge el testimonio de una empleada del hoy desaparecido Aeropuerto Internacional de Don Torcuato. “Estaba escribiendo a máquina y de pronto escuché una terrible explosión. Me pareció que las paredes y los vidrios me aplastaban. Al rato empezó a sonar el teléfono: llamaban para preguntar si habían puesto una bomba en el Aeroclub”, contó Lilian Marcelan.
Otra hipótesis, muy en tono con la época, fue la del avión supersónico, pero que de todos modos debía haber sido un modelo de tecnología superior a todo lo conocido, teniendo en cuenta los catastróficos efectos del estallido. Uno de los que defendía esta idea fue el instructor de vuelo Luis Breciani, quien declaró que se hallaba volando en el momento del suceso: “Fue como un estampido gigante, lo escuché dentro del avión, que se movió por la onda expansiva. Para mí fue un escuadrón de Mirage”. A esto también respondió el Comando en Jefe: “A la hora en que se escuchó la explosión ningún avión Mirage se encontraba volando a velocidad supersónica”.

“Una mano gigante”
En otro testimonio, muy similar a decenas que se recogieron los días que siguieron a la explosión, un comerciante relató: “Tembló todo el negocio. Pensé que era una bomba. Después, que había reventado algo en el regimiento de Los Polvorines. Como hacen entrenamiento con granadas”. Pero añadió un detalle que lo colmó de horror: “En el momento del estallido miré hacia la ruta y vi que un auto pegaba un salto y se desplazaba como empujado por una mano gigante”.
No solo el Ejército estaba confundido. Los demás organismos oficiales de seguridad tampoco entendían lo que había pasado. La Prefectura, por caso, negó que se hubiera producido un estallido en la zona portuaria y para la Policía Bonaerense el hecho “no tenía explicación”.
En tanto, los Bomberos Voluntarios de Don Torcuato tuvieron que sofocar varios focos ígneos que aparecieron en un campo cercano al Aeropuerto. El jefe de una de las dotaciones aseguró que “no pudimos descubrir la causa de los incendios, no había ningún indicio. Lo que los produjo, eso sí, tenía una tremenda potencia calórica, los pastos y la tierra quedaron completamente calcinados”.

La nave del misterio
Descartadas las explicaciones más lógicas, quedaron las especulaciones: ¿un ovni, un meteorito, un pedazo de antimateria? Luis Ferro, astrónomo del observatorio de San Miguel, aseguró que “para mí, la explosión la produjo una nave madre al desintegrarse. Debía entrar en la atmósfera por el Cono Sur y por error lo hizo por el Ecuador, donde hay gran densidad radiactiva, y estalló”.
En tanto, el doctor Enrique Bramanti Jáuregui, presidente de la Asociación de Meteoritos, destacó: «Pienso que la tremenda explosión fue producida por el paso de un meteorito que impactó en la capa atmosférica de la tierra. Es lo más lógico pensar en esta posibilidad”.
Por supuesto, si en 1973 se hablaba de ovnis había que hablar con Fabio Zerpa, el ufólogo más reconocido del país y que aquel año comenzó a publicar la revista Cuarta Dimensión. El actor e investigador uruguayo recordó un hecho similar ocurrido días antes: «El 6 de septiembre pasado, a las 15.30, Mar del Plata también fue estremecida por una violenta explosión que hizo temblar edificios, destrozó ventanales y tiró las arañas de varias casas. Nunca se supo qué había pasado. A ciencia cierta, la explosión sorda, envolvente y estremecedora pareció venir de las alturas y del mar».
Como en 2011, lo que sucedió en 1973 nunca fue explicado de manera satisfactoria. Ese año fue pródigo en misterios, entre los que se destacaron los casos del Ventura Maceiras, que le ofreció mate al tripulante de un ovni, y de Dionisio Llanca, que afirmó ser secuestrado por tres seres desconocidos. La explosión de Don Torcuato, ese martes cercano a la primavera, constituye un eslabón más en esa cadena de fenómenos extraños que siguen sin resolverse.

Fuente: (DIB) MM

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