La calle Lunes 04/12/2023
La frase de hoy: “Hay cartas que no llegan porque nunca se han escrito”.
PÁ, querido viejo. Esta carta mitad confesionario, nunca ha sido escrita, aunque expresa mi pensamiento de por vida. Hace casi 40 años que partiste en un viaje sin despedida, pero con espacio a los recuerdos. Mil veces he imaginado cómo hiciste para dejarlo todo en la Italia natal y animarte a esta aventura. Los que somos amigos proclives a amigarnos creemos que es fácil dejar el puerto lejano con pañuelos agitados en la despedida, que será fácil arraigarse en la nueva Patria. Y así fue porque vos pusiste la entrega con todo un bagaje de esperanza, aunque era muy pesado para tus 9 años.
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Los campos argentinos hicieron fáciles las cosas que eran cotidianas de los nativos, en base a tu voluntad. Tus ojos marrones chiquitos, para no desentonar con tu estatura, se sorprendieron primero y aprendieron después. Nunca hablamos de las cosas sabidas y de ese modo todo fue más fácil. Vos acumulaste nostalgia, breves recuerdos y la no esperanza de poder volver. Aquí te extrañamos sin darnos cuenta el peso de los sacrificios y el valor de la memoria. Quedate tranquilo, estás aquí, con nosotros ayudándonos, acompañando, aconsejando. Por eso te agradecemos.
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MÁ, querida. Acompañaste con valor y sacrificio al compañero que elegiste. Tuviste 2 hijos, decidiendo estar dos meses internada en el Hospital Rivadavia para asegurar la llegada del hijo. Fuiste determinante de muchas cosas en la vida de la Familia. Aunque no lo parecía, siempre fuiste vos la que tomó las decisiones. Siempre comentaste que de chica habías sufrido la fractura de la nariz al caerte de una troja (lugar destinado al maíz sin desgranar para alimento de los animales). Fue una travesura de una niña sin muchos juguetes pero con enorme vocación por seguir adelante.
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Con varios hermanos menores, fuiste guía y ejemplo de ellos. Lo tuyo era decisión aunque no se notara. Nosotros aquí, lejos en el tiempo, te sentimos cada día más cerca, sabiendo que se te hizo difícil separarte de tu esposo. Eran el uno para el otro. Por eso son dos faros que nos abren camino.
Siempre supiste que el estudio era capaz de abrir puertas y por eso te animaste al consejo cariñoso; por esa razón surgió una carta al Presidente de la Nación de hace 50 años, pidiendo la pronta libertad del hijo que estaba en el servicio militar. A través de tu sonrisa, aunque las aguas pasaran rápido, te seguimos admirando y recordando, cada día más.