«Pero, Sócrates, ¿cómo podría darse tanta importancia a unas leyes o a su obediencia, cuando a menudo los mismos que las promulgaron las rechazan y las cambian…? ¿No sabes que los mejores gobernantes de las ciudades son los que consiguen inspirar en los ciudadanos una mayor obediencia a las leyes, y que la ciudad en la que sus ciudadanos más respetan las leyes es la más feliz en la paz y la más irresistible en la guerra…? Pues si los ciudadanos se atienen a ellas, las ciudades son más poderosas y viven más felices…». Jenofonte, Recuerdos de Sócrates Libro 4, N° 4, 14-16.

Sabemos desde la escuela secundaria que el ser humano es un ser social por naturaleza. Existe relacionándose con los otros.
Siguiendo al gran constitucionalista Germán Bidart Campos, podríamos decir que el mundo jurídico es una realidad compuesta de conductas humanas como parte de nuestra relación con los demás.
Podemos traducir esa realidad en tres aspectos, ámbitos u órdenes: el de las conductas, el de las normas y el del valor.
Con respecto a éste último, el valor más importante del mundo jurídico es la Justicia. Este valor no se auto ejecuta sino que señala el deber ser ideal. A su vez el orden normativo se compone de normas o leyes en sentido general que establecen las conductas ejemplares que el legislador capta como aplicación a la conducta humana de ese valor. Y por último en el orden conductual encontramos los comportamientos humanos en que se ve reflejada esa norma, ya sea como un beneficio al que se suele llamar «derecho» o como una carga o deber.
Así es que, para que exista la Justicia como valor, debe haber leyes que establezcan cuáles son las conductas que deben ser repetidas por los hombres. Y luego por supuesto que los ciudadanos se comporten según la ley llevando a la práctica, a la realidad cotidiana, la tan deseada Justicia. Cada uno según el rol que tiene en la sociedad.
Es por eso que cada uno de los bragadenses en menor o mayor medida somos los que hacemos que la Justicia exista o no en nuestra ciudad, tan sólo con nuestro comportamiento.
Más allá del rol indispensable del Poder Judicial para reparar los daños producidos por las conductas contrarias a las leyes, el primer paso es que ellas se cumplan y que los encargados de controlar ese cumplimiento ejerzan activamente el rol que han aceptado ejercer.
En lo que hace al tránsito contamos con normas tanto a nivel nacional, provincial como municipal. Por ejemplo poco tiempo atrás el Honorable Concejo Deliberante sancionó una ordenanza llamada Alcohol 0 destinada a luchar contra el flagelo del alcohol al volante.
Ante el doloroso fallecimiento de la Sra. Rosa Molina, aparece como indispensable reflexionar y tomar conciencia de que las leyes sin la realización de la correspondiente conducta por los ciudadanos, de nada vale.
Hoy debemos plantearnos qué Bragado queremos. El del accidente de todos los días con la pérdida de vidas y daños a la integridad física que ello supone, o quizás uno en el que, demostrando el respeto que tenemos a nuestros vecinos, obedezcamos las leyes.
Tal compromiso nos interpela fuertemente a todos. ¿Cómo me comporto como peatón? ¿Y cómo conductor? ¿Cómo educo a mis hijos en relación a la circulación? ¿Existe un control suficiente en forma permanente? ¿Aplicamos las sanciones previstas por la ley?.
El rol de la Municipalidad es fundamental. Debe existir una política pública de tránsito que contemple en primer lugar un dispositivo de concientización de la responsabilidad ciudadana al transitar por la ciudad apropiado y destinado a cada sector de la población, especialmente a los jóvenes. También operativos de control eficaces para disuadir el incumplimiento y que también detecten las violaciones a fin de que puedan ser sancionadas. Se hacen necesarias soluciones innovadoras, que atiendan a las características locales a fin de lograr ese respeto.
Es indispensable también el firme compromiso de cada bragadense, en nuestros diferentes roles de conductores, padres, empresarios, profesionales para colaborar a que la justicia exista día a día. Recordemos que sólo nosotros podemos hacerlo.
A todos y cada uno nos toca aportar, tenemos un papel protagónico que se transformará en ejemplo para los demás si lo hacemos bien, formando así un círculo virtuoso. Es como se comportan las comunidades que progresan.
Son los gobernantes quienes tienen la misión de planear esta estrategia e inspirar a los bragadenses para que tengan una participación activa en el orden y la tranquilidad para nuestra ciudad.

María Carla BRUNO
Pte. Coalición Cívica Bragado.

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