La hermana Florencia Fadón compartió su mensaje
– Ella es bragadense y realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio San José
Florencia Fadón se encuentra actualmente en San Miguel (Pcia. de Buenos Aires) en el Noviciado, la casa donde se forman las jóvenes que desean ser Hermanas. En estas fechas festivas, ella nos compartió su pensamiento.
“Pensaba en estos días que la Navidad este año nos llegó y nos encuentra capaz un poco desprevenidos… Estuvimos muy pendientes, muchos, de nuestra selección y la tan ansiada tercera copa… Pero nunca es tarde, el Papa Francisco dijo una vez: “María es la que sabe transformar una cueva de animales en casa de Jesús con unos pocos trapos, y una montaña de ternura”.
Todavía estamos a tiempo… para pedirle a María que prepare ella nuestro corazón para recibir a su Hijo. La Navidad es un tiempo hermoso de alegría, de compartir la vida, un tiempo para abrazar y ser abrazados. Navidad es Dios que se hace hombre, para acercar al hombre a Dios…
Que Dios habite en nuestro corazón y él nos hará capaces de perdonar, de sanar, de vivir esta Navidad con la Paz, el Amor y la Esperanza que nos trae ese pequeño Niño de Belén.
Para estas fiestas levantemos los ojos al cielo y pidamos por aquellos para los que esta noche no será una “Noche de Paz”, recemos por los niños de Ucrania, por las familias separadas, por los que tuvieron que emigrar, por tantos que están sufriendo las consecuencias de la guerra y del odio”.
-En marzo del 2018, ella hizo la Primera Profesión, los votos de Pobreza, Castidad y Obediencia, en el Instituto Hermanas Pobres Bonaerenses de San José.
Además tuvo “la gracia de recorrer muchísimos lugares, misionar en la frontera con Haití, visitar y misionar en las comunidades donde tenemos casas… Uruguay, Baradero, Salto, 25 de Mayo… muchos… es algo muy lindo de nuestra vida eso, por más que vivamos en un solo lugar, se nos regala compartir la vida con muchísimas personas de todos lados”.
Después del tiempo de haber tomado los hábitos, destacó que: “Estoy muy feliz con el camino que Dios preparó para mí. Es muy lindo compartir la vida con tantas personas, que quizás no te conocen, pero te abren su corazón, su casa y su vida, y llevarlos a que se descubran valiosos, amados, que Dios es su Padre y que no están solos. Para cualquier persona, descubrir eso, cambia la vida, y yo como Hermana tengo el regalo de ser muchas veces testigo de eso y es precioso”.