Qué dice la calle… Miércoles 27 de Septiembre

La frase de hoy: “El mundo puede mejorar pero nosotros podemos aportar”

Destrozos en Ucrania donde parece anidar la crueldad.

Bragado acaba de perder un lugar donde, como dice la señora Susana Bianchi, había una cantidad cercana a los 40 animales, que habían convertido el lugar en Hogar de tránsito. Hoy se sabe dónde están los desalojados y bueno sería tener certeza que están bien y protegidos por quienes los cuidan y la comunidad que ayuda.

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FUNDAPAB: tiene su lugar desde hace años en calle Dardo Rocha, pasando el Matadero Municipal, teniendo como principal inspiradora a la señora Susana Deluchi. La tarea de cuidarlos es mucha y por eso es bueno que aumente el número de voluntarios que ayudan en el trabajo de cada día.

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El mundo de hoy más allá de fronteras tiene problemas que muchas veces se resiste uno a creer que son insolubles. Es como si fueran un “negocio” los padecimientos de tantos seres humanos.

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El Papa Francisco predica cada día el ruego por la Paz en el mundo, en especial después de la invasión de Rusia a Ucrania. La rutina de cada día termina por acostumbrar, que de la destrucción y muerte se puede retornar al día siguiente y no es tan así.

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Cientos de viviendas destruidas, miles de ciudadanos que dejaron su vida al servicio de la defensa de su lugar e innumerables números de niños que han dejado su país cual si fueran prisioneros de guerra. Nada es justo pero sigue pasando y no es el único lugar donde ha encontrado refugio la crueldad de los seres humanos.

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A partir de notas, entrevistas e informaciones es cotidiano el comprobar que hay miles de personas diseminadas en el mapa que buscan un espacio porque en el que nacieron no les hacen lugar. Las aguas de distintas temperaturas y variados colores se convierten en la tumba de los esperanzados que, cada cual en lo suyo, han dejado abandonados a sus seres queridos.

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Menos doloroso y mucho más humano sería movilizar un bote para cada contingente que desesperados buscan un lugar para vivir en paz y con trabajo. Sin embargo los refugiados parecen ser cada día más, como si no hubiera espacio para todos.

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La guerra que golpea, declarada o no, los seres nómades que “navegan” en procura de un mínimo espacio propio, obliga a plantear lo del comienzo ¿dónde está la generosidad, la solidaridad, la intención de compartir lo poco que hay? Hay pocos que viven holgadamente y millones los que muestran su gran entretenimiento en mirar para otra parte sin ayudar al semejante. Recemos para que vivamos en un clima menos doloroso con un pedacito de sol para cada uno.

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