Semana de la Lactancia: entrevista a la Lic. Ana del Cielo Amado

Del 1° al 7 de agosto se conmemora la Semana Mundial de la Lactancia. Ana del Cielo Amado es antropóloga e integra el equipo interdisciplinario del Área de Mujeres, Géneros y Diversidad. Compartió sus observaciones desde lo antropológico refiriéndose a la importancia de la lactancia materna.

¿Por qué se conmemora la Semana de la Lactancia durante esta fecha?
-La Semana mundial de la Lactancia se lleva a cabo del 1 al 7 de agosto por iniciativa de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), para conmemorar el aniversario de la “Declaración de Innocenti” formulada en 1990 por aquellas organizaciones y que estableció como meta proteger, fomentar y apoyar la lactancia materna.

Desde el año 1992 es la Alianza Mundial para la Acción en Lactancia Materna (WABA en inglés) quien, en coordinación con OMS y UNICEF, se encarga de la organización de la Semana de la Lactancia, eligiendo un lema, apoyando a gobiernos a cumplir con los objetivos de la Declaración de Innocenti, y proponiendo una serie de temas y actividades a tratar y desarrollar a nivel internacional relacionados con la lactancia y los derechos de las mujeres y sus hijos. Este año, el tema para la Semana Mundial de la Lactancia Materna (SMLM) es, «Impulsemos la Lactancia Materna: Educando y apoyando».
En correlación con este lema, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, acompaña con el lema “Promover la lactancia es una responsabilidad compartida”, dado que amamantar es una práctica que requiere del acompañamiento y el apoyo del entorno familiar, laboral y socio-comunitario.
-En algunos de los más de 170 países en los que se celebra la SMLM, como agosto es periodo de vacaciones, se decidió trasladar la fecha a principios de octubre por coincidir con la semana N° 41 del año, entendiendo que en un embarazo que empezase el 1 de enero, la semana más probable de parto y por tanto de inicio de la lactancia, sería dicha semana.

¿Cuál es la importancia de la lactancia materna?
-La lactancia materna es muy importante para la salud del niño/a recién nacido y de su progenitora, para favorecer el vínculo entre ellos y por lo tanto posee enormes implicancias en la salud pública y la comunidad. Por lo tanto, ante la avanzada de productos industrializados que fueron sustituyendo la leche natural, o la cada vez más exigida vida laboral profesional que impacta diferencialmente en las mujeres respecto a los varones, se vio la necesidad de promover fuerte y sostenidamente la práctica de amamantamiento, buscando además crear y fomentar las condiciones reales para que la mujer que decida convertirse en madre pueda adoptar la práctica de amamantamiento a su tiempo, y logre amamantar de manera segura, contenida, y tranquila. La leche materna aporta ventajas tanto para la salud del lactante como de la madre.

Entre los beneficios de la lactancia materna para el/la niño/a encontramos que:
-Protege de infecciones como gastroenteritis, infecciones de las vías respiratorias, otitis, infecciones urinarias y otras, sobre todo las inmunitarias. También está demostrado que protege frente al Síndrome de Muerte Súbita del Lactante.
-Constituye un alimento ideal con óptimas características nutricionales, cuyos componentes son mejor digeridos, absorbidos y utilizados por el bebé, proporcionándole un estado digestivo y metabólico ideal, de tal modo que durante los primeros 4 ó 6 meses de vida la leche materna es lo único que precisa.
-Produce, en los niños, una disminución en cuanto a la tendencia a la sobrealimentación y, en consecuencia, favorece la prevención de enfermedades durante su futuro crecimiento, como la obesidad, la hipertensión arterial, arterioesclerosis, etc.
-Mejora el desarrollo del sistema nervioso, alcanzándose una mejor agudeza visual y coeficiente intelectual, gracias a la presencia de ácidos grasos poliinstaurados de cadena larga.
-Disminuye la probabilidad de reacciones alérgicas: alergias alimentarias (vómitos, diarreas), asma, rinitis y eccemas. De hecho, la leche materna es la opción principal de alimentación en aquellas familias con antecedentes de alergia, debido a que en estos casos es muy frecuente la alergia a la leche de vaca.
-Produce un contacto físico íntimo entre la madre y el hijo, quienes establecen un magnífico vínculo afectivo y posibilita un mejor desarrollo emocional para el lactante.

Con respecto a quien amamanta, los beneficios de la lactancia son:
-Hace que la recuperación después del parto sea más rápida e incluso está demostrado que reduce el riesgo de cáncer de mama y de ovario.
-Una mayor gratificación para la madre al saber que está dando el mejor alimento a su hijo.
-La comodidad de poder darle el alimento en cualquier momento, ya que no se necesita ningún preparativo, salvo el de higienizarse las manos.
-Supone un gran ahorro económico y una práctica que evita la contaminación ambiental.
-La lactancia natural ayuda a muchas madres a bajar de peso más fácilmente. Se consumen calorías al producir leche, de hecho, una de las razones por las cuales la mujer sube de peso durante el embarazo es para poder producir leche para su bebé. Al amamantar se produce una hormona en el cuerpo de la mujer que causa la reducción de su matriz para que vuelva a su lugar y tamaño originales de forma más rápida.
-La ausencia de manipulación evita que la, leche se contamine y que se produzcan alteraciones en la composición.

  • Su temperatura es ideal, no hay peligro de quemar la boca al bebé.

¿Hasta qué edad se puede amamantar?

  • Aunque al menos en occidente socialmente no suele estar “bien visto” o genera cierto rechazo, el amamantamiento a niños/as mayores al año de edad, no existe una edad límite establecida para dicha práctica. Ese rechazo a la “lactancia prolongada”, está basado en creencias y mitos personales. Aunque también el rechazo suele estar sustentado en las precarias condiciones reales con las que se suelen encontrar las personas que amamantan para sostener dicha práctica cómodamente, con apoyo y desde el deseo y/o disfrute.
    Según asociaciones científicas internacionales especializadas, como OMS, UNICEF, APHA se recomienda que la lactancia materna sea el único aporte de alimento hasta los 6 meses de edad, y después complementarla con otros alimentos, al menos hasta los 12-24 meses de edad, pudiendo mantenerla todo el tiempo que madre e hijo deseen. No hay establecido un límite superior para finalizar la lactancia.
    -Sin embargo, hacen falta no solo redes de apoyo o de contención para el amamantamiento sino espacios promovidos desde las políticas públicas que permitan sostener la práctica, ya sea ampliando licencias por maternidad/lactancia, creando espacios en los ámbitos laborales, adecuados para amamantar o extraerse leche, o creando condiciones para ejercicio de crianzas y tareas de cuidado compartidas que eviten sufrir desventajas económicas en aquellas mujeres que decidan convertirse en madres. A largo plazo, la lactancia materna tiene un gran beneficio económico para la sociedad toda en tanto reduce el ausentismo y los costos de atención en salud, mejora la retención de los empleados, la productividad y la moral, y es buena para las relaciones públicas.

¿Qué observaciones encuentras desde lo antropológico, respecto a la lactancia?
-Fundamentalmente que la lactancia es una práctica fisiológica y que está culturalmente determinada. La especie humana depende para su evolución y nutrición de la leche materna, pero el acto de amamantar se realiza de manera histórica y socioculturalmente determinada.

Qué significa y cómo se vive la lactancia humana lo hace un fenómeno biopsicocultural históricamente situado.
La leche de cada mamífero es específica, en cuanto a su composición química. La leche humana tiene menos proteínas que las de otros mamíferos. En cuanto los contenidos de grasa, la composición de la leche humana es similar a la de la leche de vaca, aunque su calidad es diferente: y en lo que respecta a los carbohidratos, tiene la mayor cantidad registrada. Ahora bien, el cerebro humano, al nacer, es el más inmaduro de todas las especies y la cantidad elevada de lactosa aportada por la leche materna permite la síntesis de otras sustancias que nutren de manera esencial el desarrollo del sistema nervioso en el ser humano.
Ahora bien, la lactancia es ante todo una práctica ligada al parto, con una función nutricia intrínseca al cuerpo de las mujeres. Pero al mismo tiempo, eso la convierte en una institución clave para la configuración de la cultura y de la sociedad. Entender la lactancia materna como institución determina que podamos hablar de diferentes prácticas, así como de diferentes actores, situaciones sociales y de clase en torno a esta.
Dado que es el primer alimento que consumimos y es una parte fundamental de un sistema alimentario sostenible, la leche materna es fundamental. Sin embargo, la práctica de amamantamiento, muchas veces se convierte en un problema y hasta en un mandato para las mujeres madres. Al menos en Occidente esta capacidad e institución, a lo largo de los diferentes períodos históricos, ha estado vinculada al binomio maternidad-lactación, naturalizado hasta el punto de convertirse en la obligación que toda “buena” madre debía tener para con sus hijos. En este sentido, “dar el pecho” se asocia a una normatividad moral que afecta a todas las mujeres en cuanto a la construcción de la figura de la “buena” madre se refiere, y a la libertad de las mujeres de poder decidir amamantar o no. Y es que, considerar este ejercicio como un hecho específicamente femenino, y natural, supone que la responsabilidad ante el cuidado sea una cuestión ligada íntimamente a las mujeres.

¿Pero esto es realmente así? La lactancia materna ¿es una responsabilidad únicamente de las mujeres madres? ¿Qué pasa con los intereses de empresas alimenticias que a través de publicidades ha instalado sustitutos artificiales de la leche materna?
¿Qué sucede con las políticas laborales y las personas gestantes? ¿Existen espacios que acompañen a la mujer trabajadora en su proceso de lactancia? ¿Qué papel tienen los/as profesionales de la salud que acompañan el parto y el nacimiento humano en el establecimiento de esta práctica en la mujer puérpera?

¿Qué recomendaciones realizan desde la pediatría o psicología?
-Desde la pediatría y la psicología tengo entendido que se acompañan las indicaciones de los organismos internacionales y nacionales respecto a los beneficios de promoverla lactancia materna. Tanto por lo nutricional como por lo afectivo. Sin embargo, en la práctica a veces no se dan las condiciones materiales para que se pueda llevar a cabo el amamantamiento de manera “natural”.
El acto de amamantar no es tan sencillo como supone ser. En “Del cuerpo a las raíces”, Pabla Pérez, investigadora chilena sobre Ginecología Natural nos dice que se compone de una experiencia muy única como para transmitir de un cuerpo a otro, tanto así que nadie se imagina lo que significa hasta que lo vive. Aborda la sexualidad de la persona gestante de un modo inexplorado y suele ser un espacio lleno de tabúes que se dan en un clima emocional propio del puerperio. Desde afuera se puede ver el amamantamiento como un acto de amor y sublime, pero posee matices profundos, a veces dolorosos y que se relacionan con traumas, presiones sociales, proyecciones. Y además como se mencionó anteriormente, existen mitos en torno a la lactancia que colaboran para que adaptarse a esta práctica no sea ni tan cómodo ni tan fácil para algunas personas. Por ejemplo, se cree que una madre de pechos pequeños tendrá poca leche o que existe un gran porcentaje de mujeres con leche de mala calidad. Pero eso no es cierto. Todas las personas gestantes son capaces de producir leche que sus hijos necesitan y el porcentaje que no puede hacerlo es mínimo. Pero para eso se requiere básicamente que la persona tenga un fuerte deseo de amamantar, que se estimule el pecho de modo correcto y cuente con apoyo afectivo que la ayude a no perder la confianza en que puede lograrlo. Por todo esto, el trabajo emocional y de preparación para este proceso en la persona gestante es fundamental. Una mujer por ejemplo debe recibir apoyo emocional y práctico para lograr adaptarse al ritmo de una lactancia efectiva. Es fundamental para estos tiempos, si no se cuenta con una red de mujeres cercanas con la experiencia positiva de haber amamantado, que se busquen asesoras calificadas en lactancia materna. En otros tiempos las mujeres solían estar reunidas con mujeres mayores como abuelas, madres, tías que se acompañaban entre sí la vivencia de estos procesos. Hoy, por el estilo de vida, las mujeres suelen vivir solas estos procesos y a veces confundida con el exceso de información que suele hacer proyecciones idealizadas en lugar de profundizar en los hechos reales y trascendentes que ocurrirán durante las nuevas facetas.
Recuperar la conexión con el cuerpo es un camino posible para lograr vivir una lactancia desde el deseo y el respeto que haga del cuidado una práctica saludable para quienes atraviesan este momento. Pero ello se requiere de red de apoyo por parte de todos los sectores de la sociedad.

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