Tragedia de Médanos: Homenaje a los alumnos de la promoción 1980

En la mañana de ayer, se realizó un acto conmemorativo para recordar la tragedia de Médanos que el 26 de julio de 1980 dejó once muertes, cuando un contingente de la institución viajaba en colectivo rumbo a Bariloche y chocó contra un camión.
En el 42º aniversario del accidente, la Escuela Secundaria N°4 (ex Escuela Normal) rindió homenaje a alumnos y directivos que perdieron la vida en el trágico hecho.
Primeramente se realizó un descubrimiento de dos placas que recuerdan a la Promo 80 (5°1ª y 5°2ª) y autoridades.

Durante el acto, compartieron sus palabras los exalumnos Andrea Povis, María Guillermina Marchetto y Carlos Manganiello, quienes relataron lo ocurrido, las pérdidas y cómo conviven con ese dolor.
Estuvo presente el intendente municipal Vicente Gatica, junto al presidente del Concejo Deliberante Aldo Expósito. También concurrieron docentes y comunidad en general.
La Directora de la institución Marcela Benítez, inició el acto con un mensaje de bienvenida y recordó aquel día que enlutó a la comunidad bragadense.

-Carlos Manganiello compartió sus palabras: “Después de cuarenta y dos años, nos volvemos a encontrar en la misma escuela, para hacer algo que había quedado pendiente. Algo que reconozco que tuvimos en común todos nosotros fue el olvido. Ese olvido durante mucho tiempo provocó que no pudiésemos contactarnos entre nosotros, mucho menos pensar en el reconocimiento a la memoria. Después del año 1980 cada uno siguió adelante con su vida y quizá algo de egoísmo hizo que nos costara mucho tiempo enfrentar esta duda realidad. Sin intentar culpar a nadie, hoy es el momento de disculparnos; a los chicos que les tocó partir en el accidente, también a sus familiares, creo que así todos vamos a estar más tranquilos y relajados a partir de ahora”.

También agradeció a la periodista local Corina Delettieris, a la directora Marcela Benítez, a Andrea Povis por la iniciativa de homenajear a los fallecidos. “Nosotros pertenecimos a la promoción 80’, quienes sufrimos el fatal accidente, un momento trágico, difícil, doloroso, pero que no nos impidió mirar hacia adelante, no nos impidió seguir desarrollando nuestras vidas, no nos impidió crecer como personas y generar nuestras profesiones, armar una familia. Este conmovedor encuentro fue difícil y movilizante, pero quiero decir que fue un impulso para seguir teniendo en alto la bandera de la esperanza para que así, los chicos que se fueron, sepan que estamos aquí presentes”, finalizó.

-La exalumna Andrea Povis también compartió su mensaje partiendo del concepto de resiliencia. “La imposibilidad de socializar la tragedia, provoca en el herido un sentimiento de rechazo, para no resultar extraño al herido, el herido recurre a la memoria de lo que le ocurrió. Cuando no hay relatos compartidos que modifiquen las imágenes del horror, el herido no se puede proteger de ellas, entonces, estas imágenes retornar como relámpagos dolorosos y se imponen en su conciencia muda. Si uno no vive en una comunidad, grupo o familia que lo acepte con su herida, no puede empezar a tejer su resiliencia”, dijo dando lectura a un libro. Al recordar este párrafo, agradeció la propuesta de Corina Delettieris por empezar a hablar sobre lo sucedido; “allí empezaron a sumarse algunas personas que se abrieron conmigo y después se abrió la escuela, la comunidad y fuimos despertando un poco esa memoria colectiva que durmió durante tanto tiempo. Estuvimos cuarenta y dos años callados. Se acabó. No nos callamos más, por nosotros y por los que no están”.

-Asimismo, María Guillermina Marchetto expresó: “cuarenta y dos años después, regresamos aquellos, los golpeados por semejante tragedia a decirte escuela que no queremos olvidar a nuestros muertos, a los que encerraste en la niebla gris del olvido. Aún resuenan sus inocentes diecisiete años de risas y amores en todos los corazones de los que quedamos para contarlo; es necesario, es sanador, dejar una huella de quienes fuimos, los fuertes, los que solo con nuestros recursos personales aceptamos la herida atroz que nos acompañaría el resto de nuestra vida. Ahora en la madurez estamos juntos para decir presente en nombre de todos los que fuimos, asumiendo la representación de los que quedaron en la ruta. Seguiremos siendo compañeros. Es el momento justo para que la escuela tenga la marca exacta de nuestro paso por sus aulas. El 26 de julio de 1980 aquellos, que éramos jóvenes y alegres, casi inmortales, fuimos bautizados con la sangre de nuestros amigos, que no se fueron, de alguna manera vuelven en el recuerdo amoroso que nosotros cobijamos y hoy traemos como prenda inefable para que la escuela lo descubra con el corazón acongojado y lo reciban con el amor de la memoria”.
-Al finalizar, el legislativo local dictó una Ordenanza para declarar el 26 de julio, como Día de la Memoria Local.

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