Una historia de colección: El matrimonio Cormack tuvo antepasados ingleses, pero apostó a la cultura argentina y bragadense

Por Adriana Ferrari

La ciudad, el lugar donde vivimos, se va construyendo con el aporte de todos. Cada persona cumple un rol, con mayor o menor elocuencia, con objetivos relativos, pero siempre haciendo su aporte al engranaje general. Dentro de los valores socialmente compartidos, la mayoría reconoce a quienes se han comprometido con la comunidad, brindando un poco más de lo que involucra su ámbito privado. Por eso es que al nombrar al profesor Juan Enrique Cormack, los vecinos de varias generaciones, no dejarán de reconocerlo. Y es bueno que los jóvenes que no han sido sus alumnos, también tengan una referencia de los docentes que quizás han formado a sus abuelos o padres.
Comencemos por decirle “Jackie”, que así lo hemos conocido toda la vida, una identificación cariñosa que eligió su papá, descendiente de ingleses, como el apellido lo indica. Quizás una manera de continuar con la cultura de ese país, así como el uso de su idioma, que fue el único que escuchó hasta los 4 años, ya que padre y madre se comunicaban de esa forma. Lo cuenta, cuando sin previo anuncio, me reciben en su casa del centro bragadense, junto a su esposa “Bocha”, también con ascendencia inglesa, por parte de madre. A pesar de eso, ninguno de los dos habla la lengua que Jackie olvidó cuando tuvo que aprender un poco tarde el castellano porque su padre ferroviario (claro, cómo no íbamos a relacionarlo con ese trabajo) fue trasladado desde Lincoln a Bragado, donde finalmente desarrollarían casi toda su vida.
El tiempo pasó, el niño se hizo grande y alto, se recibió de profesor de Educación Física y un día, al visitar a sus primos de Lincoln, conoció a la mujer que lo acompañaría para siempre. Han pasado muchos años, más de 60, pero la pareja sigue tan firme como entonces. Aunque están por los 90, ambos recuerdan cada detalle del primer encuentro, como si hubiese sido ahora mismo y se van apoyando en el relato para contarlo. El profesor siempre ha sido un hombre serio, pero en este caso, no le faltan sonrisas, igual que para hablar de su hija Cecilia y de los nietos y bisnietos que les ha dado. Desde hace algunos años, viven con ella, que los acompaña en sus frecuentes visitas a Bragado. La idea inicial era recordar su trayectoria pública como educador y filatelista, pero a veces las noticias pueden tomar otra forma, cuando la existencia nos va planteando tantas dudas. Al verlos juntos, en una escena casual y cotidiana, despiertan admiración y ternura, son la evidencia empírica de que muchas veces, el amor dura toda la vida.

EDUCADOR Y COLECCIONISTA
Volvamos a lo que vinimos, saludarlos (como hacen los vecinos del barrio) y recordar los buenos tiempos. Con memoria impecable, el matrimonio recorre rápidamente los años que han pasado. Jackie fue docente en todas las escuelas de Bragado y uno de los profesores fundadores del Instituto Agrotécnico. Por idea suya, comenzaron los veraneos deportivos y la enseñanza del juego-ciencia en Bragado Club y en el Círculo de Ajedrez que hubo entonces. Además trabajó en el Hospital junto a la recordada “Marucha” Etcheún, en un programa de enseñanza a niños con tuberculosis, aislados en un ala del Hospital, en aquellos años donde había muchos afectados y pocos se animaban a acercarse a los enfermos. “Bocha” también era docente (a la señora de Cormack nadie la llama Florinda, como figura en el documento) se especializaba en arte, por lo que recorrió muchas ciudades y provincias dando conferencias. Una veta cultural compartida, ya que Cormack, desde su infancia era coleccionista de estampillas, monedas y medallas, que con el correr de los años fueron expuestas con detallada información en cuanto evento de importancia hubiera en la ciudad. La filatelia es el arte de obtener los matasellos con que se marcan las estampillas que llevan las cartas, un clásico como lo fueron las propias cartas en sobres de papel, acorraladas actualmente por el correo electrónico. Para las Fiestas Patronales o del Caballo, siempre lograba uno alusivo y lo presentaba en muestras que formaban parte de los programas de los eventos. Otro aporte muy importante ha sido el trabajo fotográfico documental sobre el crecimiento de la ciudad. Amante de la fotografía, tuvo una de las primeras filmadoras con la que registró valiosas imágenes que dio a conocer a la comunidad, por ejemplo, de la forestación del parque de la laguna. Allí se ve un terreno desolado, en el que se van implantando las especies que hoy son orgullo del pueblo por su belleza y su sombra.
Ya retirado de las escuelas, continuó con las actividades culturales y fue el nexo entre el Municipio y el bisnieto del coronel Eugenio Del Busto, para que finalmente las cenizas del fundador de Bragado descansaran en el monumento que lo recuerda en la plaza principal.
Precisamente, frente a esa plaza, los Cormack tuvieron su casa y fueron testigos presenciales de los incontables sucesos que va escribiendo la historia local en su centro cívico. Allí también vivió con ellos la hermana de “Bocha”, Teresita Ruiz, que tuvo destacada actividad pública, política y cultural en Bragado y que había sido pionera en el periodismo femenino en Lincoln. Estar en esa casa, es recordar un poco a los que han ido aportando al crecimiento de la ciudad. Es bueno saber lo que se ha hecho antes, para poder sumar en cada tiempo.

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