De un escritor anónimo

No hay seguro para el amor, se rompe y vuela en pedazos. Una historia en los bolsillos y un futuro de bufón, el cristal de la izquierda temblando, sin luz no hay colores que mostrar.
Las palabras se deshacen sobre un colchón de metáforas.
Ella, sentada una vez más, codos en la mesa, pensando que el amor todo va a cambiar, pero el violeta en su piel no se irá hoy, esa mano antes quemaba de otra manera.

No tiene adonde ir, piensa en sus amigas. Claro… hace tiempo no las ve.
Una gota salada en su mejilla cae, una gota que el mar devoró.
Y una vez más, nada salió como prometió, mentiras, manipulación.
Castillo de naipes que una brisa derrumbó, sus padres detrás del muro construido perfectamente para la ocasión.
Veneno dulce porque aún hay amor, después de todo ,en esa jaula no esta tan mal con lentes oscuros en la habitación.
Perdón mi amor, cambiaré… cobarde aclaración que volvió a escuchar, una y otra vez.

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