La marcha por Rosa Molina nos interpela a todos

Nuevamente una marcha multitudinaria pidiendo justicia por un hecho que podría haberse evitado. Nuevamente una gran cantidad de vecinos marchando y reclamando por la pérdida de un ser querido de la comunidad, hoy Rosa Molina. Nuevamente una tragedia enluta a una familia y desgarra el tejido social. Nuevamente la ley y la justicia son incapaces de dar respuestas a aquellos que hasta hace una semana, disfrutaban de Rosa y hoy no pueden calmar su ausencia.
A las 18:00 hs de ayer, iniciaría la marcha que congregó a una importante cantidad de bragadenses en la Plaza 25 de Mayo. Una sola causa, un solo pedido, justicia por Rosa Molina quien el domingo pasado perdiera la vida en un siniestro vial en el acceso Juan Domingo Perón, cuando Ezequiel Oscherov la embistiera.

La marcha fue encabezada por los hijos de Rosa (Matías y Mariana Cicocioppo) y partió desde la esquina de la Iglesia Santa Rosa de Lima en dirección a la Ayudantía Fiscal, la cual interviene en la investigación de la causa que hoy, es caratulada como homicidio culposo. Desde este punto se dirigieron hasta la comisaría donde se detuvieron un instante para luego continuar hasta el Palacio Municipal. Ya en la Municipalidad, la gente, siempre en silencio y respeto, solo escuchándose las palmas y el pedido de justicia en ocasiones, escuchó con atención las palabras de Matías Cicocioppo.

Matías, sobre el final de la manifestación dejo unas sentidas palabras a los presentes “Esto es muy difícil, jamás pensé en algún momento de mi vida tener que hacer esto. Voy a estar eternamente agradecido de todos ustedes. Yo ahora me voy, cierro la puerta de mi casa, donde hace un mes despedí a mi mamá viva y hoy tengo que cerrar la puerta de mi casa para irme y no verla nunca más”.

Entre lágrimas manifestó “les agradezco infinitamente a todos ustedes, los voy a llevar en el corazón, me acompañaron en el momento más difícil de mi vida. A todos ustedes muchas gracias y ojalá sea un momento de unión entre todos para que esto pueda mejorar, porque, sinceramente está a la vista que hay un problema, hay un problema. Hoy me tocó a mí, le puede tocar a cualquiera y ojalá no le toque a nadie más”.

Expresó finalmente: “Yo esto no se lo deseo a nadie y por eso lo organizamos, con ayuda de gente porque solo no iba a poder y agradezco que hayan venido todos. Sinceramente no siento que esto vaya a lograr que cambie algo, pero hay que intentarlo. Si seguimos diciendo no se puede hacer nada, va a seguir pasando y va a seguir empeorando. Está a la vista de todas las personas; no tiene que volver a pasar. Basta, tomemos conciencia. Infinitas gracias a cada uno de ustedes”.
Al llegar al Palacio la historia pareció repetirse, es que en un hecho similar había perdido la vida Keny hace algunos años atrás, a mano de otro motociclista. Por eso, ver a los familiares de Keny junto a los seres queridos de Rosa en las escaleras del Palacio, nos interpela crudamente como sociedad y deberíamos preguntarnos qué hacer para que esto no se repita, de lo contrario empecemos a preguntarnos a quien le tocará mañana.

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