Qué dice la calle… Jueves 03 de Febrero

La frase de hoy: “El tango se hizo triste porque nació con los inmigrantes…”.

Es, apenas, una teoría callejera que escuchamos al pasar. Está dentro de las posibilidades. Por algo muchas figuras ligadas a la canción de Buenos Aires, habían venido de Italia.
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EPI: Jorge Falcon, la muerte joven de un cantante valorado en el mundo del tango.

La realidad social de los años 30/40 también surge como motivación. Bastará escuchar a Julio Sosa, en los versos previos a La Cumparsita. No había mucha alegría para trasmitir desde las carencias…
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El prólogo de La Cumparsita había sido escrito por Celedonio Flores y el “Varón del tango” le imprimía su capacidad interpretativa. Seguramente porque era su propia historia…
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Julio Sosa murió joven en un accidente ocurrido en pleno centro de Buenos Aires. Fue una pena, porque era un valor en pleno ascenso de su carrera. Sus grabaciones de temas folclóricos acompañado por guitarras, son realmente para escuchar con nostalgia…
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Más joven todavía… Jorge Falcón, dueño de una voz muy personal, con una frase particular, dejó muchas grabaciones. Murió de cáncer a los 37 años…Su creación de “Amor desolado”, tema escrito dedicado a Waldo de los Ríos, es considerado uno de sus creaciones más valiosas.
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La voz personal de Jesús Hidalgo. Viene de una generación menos sufrida, pero sabe colocar su emoción al servicio de cada tema. Es una figura relevante en la música de Buenos Aires, que sabe de aplausos en todo el mundo. Mandamos un saludo, desde nuestro lugar de aislamiento temporario…
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DEDICATORIA… El tema “Destellos”, de Canaro y Caruso cuya letra se publica, está dedicado a Raúl Mauri, un buen amigo, ferroviario, cantor de tangos que terminó sus años en la ciudad de Lincoln.

Letra de Destellos
Música: Francisco Canaro
Letra: Juan Andrés Caruso

Para ahogar hondas penas que tengo,
que me matan y que no se van,
yo levanto temblando en mis manos
esta copa de rubio champán.
Los invito conmigo a beber
que bebiendo se habrán de olvidar
los destellos de amores perdidos
que suelen los ojos de llanto nublar.

Yo he sabido otras veces beber
en la fuente de sus labios rojos
y la luz de sus lánguidos ojos
muchas noches de amor me embriagó.
Pero, amigos, ella me olvidó
y en el fino cristal de esta copa
me parece que veo la boca
que mil veces mi boca besó.

En mi alma quedaron destellos
de ese amor que no se irá jamás
pues, por más que lo intento, no puedo
esa luz que me quema apagar.
Si esta noche borracho me ven
a mí mismo me quiero engañar
y es por eso que, amigos, invito:
Bebamos, me quiero aturdir con champán.

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