-Por Gonzalo Ciparelli

La soledad en algún punto llega a ser insana. El solitario elige su soledad, sin embargo, cuando la soledad elige al solitario, este ya no tiene el control y la soledad se convierte en una necesidad.
El solitario comienza a vivir imaginariamente momentos en su cabeza, que le pueden generar satisfacción, alegría o tristeza; y cuando llega el momento de vivirlas en la realidad, su mente se vuelve muda.
La soledad cuando se encarniza en el solitario, lo puede llevar a los extremos del prejuicio, la suposición y la expectativa. Y recordemos, estas generan cierto malestar y angustia en el ser humano.
El prejuicio nos puede hacer cometer el error de constantemente juzgar a alguien solamente por su apariencia. Apariencia inventada ni más ni menos que por quien está prejuzgando. La palabra pre sabemos, está asociada con el anticipo.
La suposición nos puede conducir a confiar demasiado en lo que nosotros pensamos que una persona hizo, en cómo actuó o cómo va a actuar. Supongo, por algún motivo que debería dudar y no hago, que tal persona actuó así.
Y la expectativa, no hace más que hacernos vivir a partir de nuestra imaginación; momentos, cómo transcurren estos y que generan en mí. Por lo tanto, la expectativa puede romper con el disfrute consumiéndonos a su vez, energía mental.
Deteniéndonos en cada uno de los conceptos, podemos reconocer que los tres pertenecen al ego del ser humano, ya que en los 3 creo completamente en lo que pienso e imagino.
La soledad trae grandes beneficios si claramente se aprende a limitarla. Esto tiene que ver con no encerrarnos en nuestro pensamiento y estar abiertos a pasar tiempo relacionándonos con personas que piensan como uno, pero también que piensan y sienten diferente, ya que estos últimos, cuando expresan justificaciones sólidas, desinteresadas y respetuosas, nos pueden enseñar, y a su vez, nosotros a ellos, claro está.
La soledad es esencial para encontrarse a uno mismo. Pero cuidado con esto, porque buscándose uno, se puede encontrar también con sus monstruos, y si no se posee suficientes fuerzas para superarlos, nos terminamos convirtiendo en uno. Estos también pueden llenarnos de culpa.
Uno debe buscarse con el propósito de aprender y no repetir errores.
Debido a que no todo es lo que parece, debemos dejar de suponer, ser prejuicioso y no crearnos tantas expectativas.
Hasta el ser humano más sociable puede sufrir de estos 3 conceptos, ya que soledad no es estar solo, sino sentirse solo por más que se esté rodeado de personas.

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